Historia de México en los Mundiales

el

-Las Copas del Mundo no se pueden contar sin México, pese aunque nunca se haya coronado

AGENCIA

Las historias de las Copas del Mundo no se pueden contar sin México pese a que nuestro país nunca se haya coronado o cuente con un éxito mundialista.

El de Uruguay 1930 fue el primer Mundial en la historia y el Tricolor junto a Francia se encargaron de inaugurar el certamen desde la vieja casa del Peñarol, el estadio de Pocitos ante un poco más de 6 mil aficionados, en donde Jules Rimet, Presidente de la FIFA, atestiguaba el comienzo de una gran tradición internacional.

Antes de ese histórico encuentro, México llegaba al Mundial por invitación del Embajador uruguayo y precedido del roce internacional con los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, en donde los nuestros se llevaron una goliza al son de 7-1 a manos de la madre patria, España. Las críticas y vergüenza no se hicieron esperar hacia los aztecas, quienes en busca de redimirse llamaron al español, Juan Luqué de Serrallonga para que los entrenara.

Y así fue, Luqué tenía la experiencia de haber dirigido en Europa, por lo que sabía los conocimientos para llevar por buen puerto a México. Sin embargo, el manejo de los jugadores era llevado por los federativos Jesús Salgado y Luis Andrade, quienes se encargaban de seleccionar a los jugadores y no le daban la autoridad al entrenador nacional.

La historia mundialista comenzó con un largo viaje. La Selección se trasladó a Veracruz y un día después a Nueva York a donde compraron balones y hasta jugaron contra un representativo de allá. Desde NY subieron a un barco que los llevó a Sudamérica, el recorrido duró 26 días y en altamar buscaron entrenar con calentamientos, trotes y leves toques de balón, ya que corría el riesgo de que se fuera al mar.

Veintiséis días de viaje que terminaron con su llegada a Río de Janeiro, de ahí se trasladaron a Montevideo, la capital uruguaya en donde se abriría el Mundial.

A tiempo, el 13 de julio fue el debut de los Mundiales y de México frente a Francia, representativo que salió con el marcador a favor, 4-1, gracias a que aprovecharon el desconcierto y el desgaste físico por tantos días de viaje en barco.

En esa ocasión, el galo Lucien Laurent marcaba el primer gol de las Copas del Mundo, a él le siguió Andre Maschinot, quien hizo el primer doblete y Juan Carreño anotaba el primer gol para México.

El miedo escénico pasó y la segunda prueba azteca era contra Chile en el Parque Central, casa del legendario Nacional. Nuevo rival y flamante caída de 3-0 gracias a que también el mexicano Manuel Rosas anotaba el primer autogol de los Mundiales.

El Tricolor no veía la suya, el técnico hizo ajustes en su alineación y contra Argentina, en el tercer duelo, regalaban una gran exhibición y en el que a la postre fue uno de los mejores partidos de dicho Mundial.

Argentina salió con el triunfo de 6-3 y nuevamente Manuel Rosas hacía historia, ahora porque anotaba el primer penalti en la historia de las Copas del Mundo. Una nueva caída y el seleccionado se regresaba con las manos vacías, pero cargadas de experiencia internacional.

La conclusión no fue nada positiva para los nuestros, 4 goles y 13 recibidos dejaron mal situado a México que se quedaba con el puesto 13, mismo número de participantes y en el que se esperaba un poco más. La primera decepción se gestó y los nuestros llegaron con el ánimo por los suelos.

Osas anotaba el primer autogol de los Mundiales.