El plástico debe eliminarse 

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-Hay estudios a través de la semilla del aguacate, para sustituir los popotes

Por Jesús Rodríguez

Hay usos y costumbres entre la sociedad que no ayudan a la sustitución de materiales plásticos por aquellos que resulten menos dañinos para el medio ambiente, reconoce la especialista, Sonia Aguilar Sánchez, investigadora del Instituto Politécnico Nacional, quien indica que la presencia de este tipo de productos que dañan los entornos se encuentra, en ocasiones, distribuido de forma indiscriminada entre los habitantes, que aún no alcanzan a comprender el daño que ocasionan.

Describió que en actos de concentración masiva es común encontrar entre los desperdicios bolsas de plástico o en su caso popotes, que tardan años en degradarse, o incluso hay supermercados que otorgan este tipo de productos de manera común, e indiscriminada, provocando más daños a los entornos ambientales, pues no se les sabe dar el correcto desperdicio.

Sonia Aguilar Sánchez, encabezó la conferencia denominada “Eco-recicla, un día sin plásticos”, que fue dictada en el marco de la conmemoración del ‘Día Mundial del Medio Ambiente’, en donde se pronunció a favor de un planeta sin plásticos.

Agregó que los productos de plásticos ya resultan inviables para nuestro planeta, por lo que se realizan esfuerzos para sustituirlo por aquellos que sean menos agresivos para el medio ambiente, y citó el caso de las investigaciones que se realizan con el hueso del aguacate para fabricar popotes, los cuales tardarían apenas cinco días en degradarse.

Además existen partes del mundo que están prohibiendo en definitiva el uso de productos plásticos, sustituyéndoles por bolsas de uso artesanal para el traslado de productos; mientras que en países de Latinoamérica, a las empresas que hacen uso de éste tipo de plásticos se les llega a premiar, situación que no ocurre en México.

Se pronunció porque más ciudadanos se sumen a las actividades que se realizan para la sustitución de productos plásticos, como el uso de las antiguas bolsas del mandado que utilizaron las amas de casa de pasadas generaciones, y que podían ser reutilizadas una y otra vez.