La cárcel es para los pobres

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Daniel Jiménez Santiago, un joven obrero originario de la comunidad de Ojo de Agua (Cazones, Veracruz), fue detenido por autoridades federales en mayo de este año y trasladado al penal de Tepic (Nayarit), acusado de una presunta participación en el delito de “aprovechamiento de hidrocarburo sustraído de ductos y otros”. De escasos recursos económicos, su familia no cuenta con los medios para visitarle y pagar una defensa que logre devolverle su libertad

Édgar Escamilla

Poza Rica

Aquel 18 de noviembre de 2012 quedó lastimosamente grabado en la memoria de la familia Jiménez Santiago, originaria de la comunidad de Ojo de Agua, ubicada a escasos kilómetros de la cabecera municipal de Cazones de Herrera, Veracruz.

Con lágrimas en los ojos, don José Santiago Basilio, un campesino forjado bajo las inclemencias del sol, labrando el campo a cambio de cien pesos diarios; relata las penurias por las que su familia ha tenido que pasar los últimos meses desde que su único hijo varón fuera trasladado al penal federal de Tepic.

 

Apenas seis meses atrás había logrado colocarse en la compañía Tetsa, luego de que una de sus compañeras de clase, que había tenido la oportunidad de estudiar una carrera profesional y obtener un buen puesto en la empresa, lo invitara a trabajar en lo que parecía la oportunidad para sacar adelante a su familia.

Daniel laboraba como obrero ayudante, todos los días andaba de pipa en pipa apoyando en diferentes tareas. Ese día, 18 de noviembre de 2012, les dieron la orden de cargar la unidad con 10 mil litros de diesel en la terminal de Poza Rica.

El camión tanque era conducido por Salvador Padilla Salas, quien debía trasladar dos mil litros del combustible hasta un pozo en la comunidad de Corralillos, Coatzintla; el resto debía ser llevado hasta Papantla.

Cuando se encontraban en Corralillos, personal de Seguridad Física de Pemex detuvo la unidad, encontrando que estaba cargada con más combustible del especificado en la boleta de salida, por lo que en el acto fueron detenidas cuatro personas, entre ellas Daniel, siendo conducidos al Cereso de Huauchinango, Puebla.

Fueron retenidos en este lugar durante 72 horas y liberados por no existir elementos de prueba. Todo parecía indicar que había terminado el proceso y cada quien podía seguir con su vida habitual.

Daniel salió de trabajar de Tetsa y buscó empleo en Materiales Alba de la ciudad de Poza Rica. El 21 de mayo de este año, agentes federales llegaron hasta la comunidad de Ojo de Agua, donde se entrevistaron con su madre, la señora Antonia Jiménez Santiago, quien sin sospechar que la presencia de los policías  era porque debían cumplir una orden de reaprehensión en contra de su hijo, les facilitó la información para dar con él en su trabajo, donde fue detenido.

“Nos fuimos a la 27 -de Septiembre- donde está la PGR, ahí lo tuvieron 24 horas. Los federales me comentaron que se lo llevarían a Tepic porque supuestamente Veracruz tiene dos ceresos federales que le corresponden, Villa Aldama yTepic, desde ese día no podemos irlo a ver”, relata don José.

“Lo más triste y lamentable es que mi hijo era solo un ayudante que recibía ordenes del chofer… el expediente viene a nombre de un tal Sabino Arvizu Hernández, ingeniero de Pemex, pero ellos andan en libertad y a mi hijo es el único que han agarrado”, según consta en expediente con la causa penal 68/2012, interpuesta en el Juzgado Décimo Primero de Distrito.

El expediente de casi mil hojas, contiene la declaración de Daniel, contra quien no se han presentado pruebas que ameriten su reclusión, pero que según los abogados –de oficio- que han intervenido, no alcanza fianza por ser delito federal, pero que requerían de al menos dos testigos que le favorecieran; sin embargo, ni su propia amiga que le recomendara para trabajar en Tetsa quiso hacerlo, ante el temor de perder su puesto en la empresa.

“Por parte del municipio me recomendaron a la licenciada Elizabeth Castillo, pero vemos que nunca hizo nada, su nombre ni siquiera aparece en el expediente”, refiere el padre de Daniel, quien ve como los abogados solo le dan largas y no logran la libertad de su hijo.

Desesperado por esta situación, optó por buscar el apoyo de los medios de comunicación y de la población, para al menos, lograr los recursos necesarios y trasladarse hasta el occidente del país y ver a su hijo.

La señora Antonia Jiménez Santiago rompe en llanto, le duele no poder ayudar a su hijo, no por falta de voluntad, sino por no contar con el dinero necesario para pagar un buen abogado y menos para viajar hasta Nayarit, y ver a quien fuera su apoyo para sacar adelante a sus hijas.

“Mi hijo solo tiene 24 años, trabajó desde pequeño para ayudar a su papá a sacar a sus hermanas adelante. Yo sé que es inocente, si no lo fuera, por lo menos viviéramos bien, pero vean como está mi casita; aquí toda la gente lo conoce y sabe que siempre ha sido un buen muchacho”, comenta entre sollozos.

Es tal el apoyo de la comunidad, que inclusive los ejidatarios le han propuesto a don José tomar medidas extremas para demandar justicia en el caso de su hijo, como plantarse frente al ayuntamiento, en el Ministerio Público o hasta tomar alguna carretera y exigir el respaldo de las autoridades.

En éste, como en muchos otros casos, la falta de recursos ha sido factor determinante para no poder probar la inocencia del inculpado. La familia Jiménez Santiago ahora clama porque la ayuda llegue de cualquier lado y poder traer de regreso a Daniel.