Arrastra Américo al priismo a rotunda derrota

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-Obtiene terribles resultados en primera elección

Por José Aguilar 

Américo Zúñiga Martínez, a casi tres meses de haber tomado las riendas del Partido Revolucionario Institucional en Veracruz, arrastró al priismo a una rotunda derrota en las elecciones extraordinarias celebradas este fin de semana en la entidad.

Por más que “pataleó” y criticó las supuestas mañas que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares utilizó a través de todo el aparato de Gobierno para comprar votos y condicionar apoyos de programas sociales, nadie lo respaldó; pues quién respaldaría a los pioneros de ese tipo de estrategias políticas, de las cuales él toda su vida ha sido partícipe.

Américo probó el sabor amargo de la derrota, esa que pocas veces habían conocido los priistas desde los últimos 20 años. Bajo un comunicado gris, triste, y desalentador, el máximo priista de la entidad cerró el telón de su primera elección en números negros. Nada para el PRI en el primer round contra el blanquiazul y los morenistas.

“Nosotros somos respetuosos de la institución electoral, pero repudiamos lo que hemos venido denunciando con oportunidad, la insultante intromisión del Gobierno estatal en este proceso electoral con compra de votos, reparto de despensas y el uso de la fuerza pública para amedrentar y perseguir a nuestros militantes”, difundió su jefe de prensa Miguel Valera, minutos después de corroborar el desafortunado resultado de la votación en los tres ayuntamientos en juego.

Si bien no toda la culpa se le debe acreditar al exalcalde de Xalapa, ya que se debe recordar de forma permanente que quien arrastró primero al PRI veracruzano al más profundo abismo fue Javier Duarte de Ochoa, Zúñiga Martínez tiene desde enero la responsabilidad de sacar de ese lastre a sus militantes, que están confiando en él.

A partir de este domingo, el candidato José Yunes Zorilla debe ponerse hacer cálculos sobre los alcances que su partido de toda la vida a cargo de Américo tendrá para el 1 de julio, ya que, aunque superó a Morena con más de 11 mil votos en todo el sufragio, es de analizar si no obtendrán iguales resultados en la búsqueda de la gubernatura, las diputaciones y senaduría.

DE LAS TRES, NINGUNA

Las mieles del poder se le han escapado al priismo de Veracruz desde la llegada del yunismo. Aun y cuando Américo fungía como presidente municipal, se veía la escalada. Pese a que con el nombramiento de Zúñiga Martínez, considerado de los priistas más limpios en cuanto a currícula se refiere, la esperanza incluso para él se esfumó con la contienda electoral, pues se afirma que es preambulo de lo que le depara a Veracruz.

Aunado al fracaso y a los candidatos que bajo su protección estarán participando para ganar una curul en julio, Américo está dejando que se inmiscuyan en la vida del PRI personas allegadas al duartismo, ya que no se puede olvidar a la protegida Anilú Ingram, quien con el dedazo de Duarte y sin carrera política fue presidenta de la Mesa Directiva del Congreso de Veracruz.

Héctor Yunes Landa, protector de los gobiernos priistas y las infamias cometidas también logró meterse a la lista de candidatos plurinominales. Samuel Aguirre, líder antorchista, acusado invasor de áreas verdes, va incluido en el paquete.

Por si fuera poco, el karma es vengativo. El expresidente municipal, quien peleó ir primero en la alcaldía con Elízabeth Morales García, ha tenido que hacer de tripas corazón, pues la Morales es bien aceptada en Xalapa y bajo las delegaciones a su cargo en el estado, por lo que, de acuerdo a los rumores sobre varios desencuentros previos, tiene que aceptar la ayuda que ésta pueda aportar en la elección y con ella viene integrada Michelle Servín González, su exsíndica impuesta en el Gobierno municipal.

Aunque el actual líder del PRI siempre soñó con igualar a su difunto padre Guillermo Zúñiga dirigiendo a su partido, se debe estar seguro de que hubiera preferido otros tiempos, unos en los que Javier Duarte no hubiese desfalcado las arcas estatales acompañado de muchos de los que le rodean actualmente aunque él opte por no nombrarlos.