Más caos en la Casa Blanca

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AGENCIA

Investigaciones, corrupción, y caos prevalecen en la cúpula política de Estados Unidos cada vez más reprobada por la opinión pública, generando optimismo entre sectores liberales, pero a la vez alimentando el odio y el extremismo derechista.

Tan sólo el miércoles, el presidente Donald Trump contradijo en su cara al vicepresidente y dejó atontados a sus aliados republicanos, arremetió una vez más contra el procurador general, provocó confusión sobre el muro fronterizo, aceptó la renuncia de su directora de Comunicaciones en el continuo éxodo de personal de la Casa Blanca mientras se filtraban versiones de enfrentamientos entre la familia presidencial y el jefe del gabinete.

Al mismo tiempo, Trump continúa con su obsesión por la investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones que ha perseguido a la Casa Blanca desde su debut político, y envió un tuit que sólo tenía dos palabras en mayúscula sin detalle o contexto: Witch Hunt (Cacería de Brujas), mientras el director de la Agencia de Seguridad Nacional, el almirante Mike Rogers, declaraba que el comandante en jefe no ha girado órdenes para enfrentar lo que la comunidad de inteligencia ha llamado una de las mayores amenazas a la democracia estadunidense.

En una audiencia ante el Senado, en la que los legisladores buscaban saber qué estaba haciendo la principal agencia encargada de las ciberguerras, ante los ataques contra el proceso electoral estadunidense que, según el consenso de las 16 agencias de inteligencia del país, provienen de Rusia y que siguen activas, Rogers expresó frustración de que no se haya hecho más, indicando que no se le ha dado la autorización suficiente. Interrogado por el senador Jack Reed sobre si el presidente ha girado órdenes para hacerlo, el director respondió: no.

Al mismo tiempo, las tensiones de la deteriorada relación entre Trump y su procurador general, Jeff Sessions, estallaron una vez más con el presidente denunciando como vergonzosa la decisión del procurador de no nombrar a sus propios fiscales para examinar la manera en que se manejó en sus primeras etapas la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones. Con ello violó nuevamente el supuesto principio sagrado de respetar la independencia del Departamento de Justicia.