Habrá segunda vuelta

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AGENCIA

La tumultuosa elección brasileña trajo un resultado previsible: habrá segunda vuelta entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Fernando Haddad, y varias sorpresas negativas para la izquierda, empezando por las derrotas en el Senado en Sao Paulo del veterano Eduardo Suplicy, y en Minas Gerais, de la expresidenta Dilma Rousseff. Por si fuera poco, también en Minas el actual gobernador, Fernando Pimentel, del Partido del Trabajo (PT), quedó fuera de la segunda vuelta.

Superando las más pesimistas previsiones de los partidos de izquierda y centroizquierda, todo ha sido muy sorprendente.

En las elecciones presidenciales, el ultraderechista Jair Bolsonaro logró 46 por ciento de votos, frente a 29 por ciento de Fernando Haddad, el ungido por Lula. El otro candidato de centroizquierda, Ciro Gomes, obtuvo 12.5 por ciento.

La segunda vuelta se anuncia como una disputa feroz y de resultado otra vez imprevisible, pero con un antecedente importante: nunca antes se logró revertir el resultado de la primera vuelta.

Todo indica que Bolsonaro tiene consolidada su base electoral, y que a Haddad le queda la difícil tarea de unir votos tanto de la izquierda y la centroizquierda como de la derecha, especialmente del electorado de Geraldo Alckmin, del centrista PSBD, partido del ex presidente Fernando Henrique Cardoso.

Alckmin quedó relegado a sólo 4.76 por ciento de votos válidos. Dos días antes, los sondeos indicaban que tendría 8 por ciento. Se supone que la diferencia se refiere a que sus simpatizantes optaron por dirigirse directamente al candidato de extrema derecha. De ser así, al menos la mitad de sus electores efectivos podría destinar sus votos, en la segunda vuelta, al candidato del PT, Ferando Haddad. Todo para impedir que un ultraderechista llegue al poder.

Todo es incertidumbre en Brasil. Los sondeos y proyecciones fueron desafiados seriamente. En Sao Paulo, el estado más poblado y rico de Brasil, el candidato de la derecha, João Doria, disputará la segunda vuelta con Marcio França, del Partido Socialista Brasileño, y no con Paulo Skaff, de la ultrapoderosa FIESP (Federación de las Industrias de Sao Paulo). Y el muy activo y popular Eduardo Suplicy, especie de símbolo del PT, quedó fuera de la disputa por un escaño en el Senado.

A lo largo y ancho del territorio brasileño hubo sorpresas de todo tipo. Para empezar, la estampida del candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro se confirmó: con 46 por ciento de los votos logró una confortable distancia tanto del candidato petista, Fernando Haddad (29.4) como del de centroizquierda, Ciro Gomes (12.5).