Diputados acusan de corrupción a Robles

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AGENCIA

Con vestido blanco ceñido y con holanes agitándose bajo sus brazos se presentó Rosario Robles Berlanga en el salón de plenos de la Cámara de Diputados para comparecer en el marco de la glosa el sexto informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Con el cabello planchado, manicurada de rojo, la funcionaria pretendió que los resultados de su administración son tangibles, con miles de familias beneficiadas a raíz de los sismos de septiembre de 2017. Frente a  tanta seguridad, del lado de los legisladores vino una andanada de reproches y acusaciones de corrupción.

La presencia de Robles Berlanga, sumida en la controversia por sus cambios de tendencia política, de actos de corrupción multimillonarios por toda dependencia y partido político por el que ha pasado, otra vez fue objeto de acusaciones de desvíos de recursos públicos. Con su estilo de confrontación, imperativa, señalaba al pleno con su dedo índice izquierdo, aduciendo que ella no firmó un solo documento que la incrimine en delitos contra el erario, y por tanto del interés de la mayoría.

Se desplegaron mantas denunciado la corrupción de Robles Berlanga. Se le acusó de desvío de recursos en los “convenios” que se firmaron entre la Sedatu y universidades públicas, y sobre todo por lo que hace a los multimillonarios recursos que se destinaron a la reconstrucción.

Por un lado, la secretaria describía un proceso de entrega de apoyos a la reconstrucción ejemplar, y daba cuenta de los informes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y su limpieza y honorabilidad sin duda, desde la narrativa que hacía de sí misma, y por el otro los señalamientos de crímenes relativos al hurto de dinero público, desde la oposición.

Desde ahí Martha Tagle, de Movimiento Ciudadano, le recriminó esa actitud, que en momentos -a gritos-  se calificó de mentirosa y cínica desde el salón de plenos.

“Esto se llama violencia de género”, reviró Robles Berlanga a su detractora, quien se ha dedicado, paradójicamente, a la defensa de las inagotables causas de las mujeres.

El manejo de la oratoria, de los discursos demagógicos, fue evidente desde la posición de Robles Berlanga. Se le recordó que el presidente Enrique Peña Nieto, le dijo "no te preocupes Rosario”, y la afirmación del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien la señaló como “un chivo expiatorio, y ella espetó desde la tribuna: “No requiero amnistía ni que nadie me perdone de antemano… que busquen hasta por debajo de las piedras, que busquen, no podrán comprobar lo contrario. No necesito que nadie me defienda.”

Entonces Lucero Saldaña, del PRI, trató de defenderla, “que esta comparecencia sea llevada desde la Mesa Directiva, que sea una comparecencia informativa. Queremos que haya transparencia, sí, pero respeto. Que la presidencia conduzca con institucionalidad.

La presidenta de la Mesa Directiva, Dolores Padierna, replicó seca: “el artículo 61 Constitucional. La diputada no puede ser reconvenida por quien está compareciendo.”

Aquel cuadro era reflejo de la nueva realidad del país. Desde lo alto de la presidencia se encontraba conduciendo Dolores Padierna, de grupo antagónico al de Robles Berlanga, cuando ésta tenía el poder cuasi omnímodo en ese partido, y en el pleno exintegrantes del partido del sol azteca desperdigados entre las bancadas de Morena, PAN, PRI, PT, PES, PVEM.