NUESTRA CONSTITUCIÓN POR ENCIMA DE TODO

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NUESTRA CONSTITUCIÓN

Por Lorena Piñón Rivera

De forma genérica, una Constitución Política no puede verse como un simple documento legal; sino que es el fundamento sobre el cual se construye una nación, estableciendo los principios, valores y normas que rigen la convivencia de sus ciudadanos. Es la piedra angular sobre la cual se erige el edificio de la democracia, garantizando los derechos y libertades individuales y estableciendo los límites de los poderes públicos que sirven de contrapeso para que no existan excesos autoritarios.

En México, el 5 de febrero se conmemora el día de la Constitución, un momento para reflexionar sobre la importancia de este documento en nuestra historia y en nuestra sociedad actual. La Constitución mexicana, promulgada en 1917, representa un compromiso con la justicia, la igualdad y la democracia, sentando las bases para la organización política y social del país.

Una de las razones fundamentales por las cuales una constitución es vital para una democracia es su papel en la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales. La constitución establece un marco legal que garantiza la igualdad ante la ley, la libertad de expresión, el derecho a la educación, la libertad de religión y muchos otros derechos que son esenciales para la dignidad humana. Además, la constitución sirve como un mecanismo de control del poder estatal, limitando la autoridad del gobierno y protegiendo a los ciudadanos de posibles abusos.

Es crucial que desde las aulas de educación primaria se enseñe a los niños y jóvenes acerca de los derechos y libertades que concede la constitución. No se trata únicamente de un tema para abogados o políticos; es un conocimiento fundamental para todos los ciudadanos. Comprender los principios y valores consagrados en la constitución les permite a los ciudadanos ser conscientes de sus derechos y responsabilidades, así como también les proporciona las herramientas necesarias para defenderlos.

La educación constitucional fomenta la participación cívica y fortalece la democracia al empoderar a los ciudadanos para exigir rendición de cuentas y transparencia por parte de las autoridades. Además, les permite reconocer cuando se están violando sus derechos y tomar acciones para remediarlo. La constitución no solo es un documento estático, sino que es un contrato social vivo que requiere la participación activa de todos los ciudadanos para mantener su relevancia y eficacia.

En caso de que alguna autoridad actúe de manera arbitraria, los ciudadanos tienen a su disposición mecanismos de defensa previstos en la misma constitución. Estos pueden incluir la presentación de recursos legales ante los tribunales, la organización de protestas pacíficas o la participación en procesos electorales para elegir nuevos representantes. La constitución, por lo tanto, no solo es un escudo protector contra el abuso de poder, sino también una herramienta de empoderamiento para los ciudadanos. @lorenapignon_ Diputada federal