Manuel del Ángel Rocha - HÉROES INCÓMODOS

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ACONTRACORRIENTE

HÉROES INCÓMODOS

Manuel del Ángel Rocha

 

La guerra contra las drogas y el tráfico de sustancias, personas y mercancías es milenaria. La prohibición de tal o cual droga por parte del Estado genera de manera dialéctica un mercado negro que tiende a ser atendida por el más curtido o deleznable de los mortales. A éstos por lo menos en los discursos se les declara la guerra abierta y sin cuartel. Con Calderón son combatidos por un discurso hegemónico, que toma su carta de naturalización extrema, porque con Fox el doble discurso era pan con lo mismo. El estigma social y cultural es lapidario, por ello es de reconocerse el valor de quienes retando el poder omnímodo del Estado han salido a las calles para mostrar su apoyo al Chapo Guzmán y pedir incluso su liberación. A esa defensa social, el Estado en automático le manifiesta su rechazo. Su actuación juega a mantener una actitud de inflexión y sin condescendencia.

 

Con la detención del Chapo Guzmán emergen (como en la detención de otros capos, sobre todo en el norte del país, pero también en otros países, como Colombia con el caso de Pablo Escobar Gaviria), manifestaciones de apoyo social que inducidas o no llama la atención no solo de quienes aplican los instrumentos judiciales y penales, sino también de la sociedad, de sociólogos, antropólogos, o estudiosos de los movimientos de masas. Es la contracultura que se manifiesta en la lucha de los buenos contra los malos, lo negro contra lo blanco, los rudos contra los técnicos, el diablo contra dios. Cómo explicar ese fervor a pesar de que el Chapo declaró haber victimado a mil o dos mil personas. Inconcebible para cualquier individuo con un mínimo de sensibilidad humana y solidaridad al prójimo. Será acaso que ante la orfandad gubernamental, y las obras materiales y humanas hechas por los capos los convirtieron en mecenas y referente de cientos de personas. Cual Chucho el Roto o Robín Hood de humilde cuna y procedencia aldeana, tomaron por la fuerza, ante cientos de adversidades, cosas de los ricos para regalárselas a los pobres. Aquí los malos han tomado porciones de poder del Estado y se lo han adjudicado. Y es que en la toma de posición de los grupos manifestantes, se evidencia el rechazo hacia la autoridad que de manera arbitraria por años ha castigado a personas muchas veces inocentes. El comentario popular señala que existen otros “capos” que no se les ha echado el guante. En el país, en los estados y municipios hay estafadores y extorsionadores que pasean su impunidad protegidos por policías, jueces y ministerios públicos.

Por ello la captura del Chapo —sin ser apologista del narco— los convierte en leyenda, en mitos y símbolos populares que al tiempo los transforma en ídolos. En el norte del país bailan y cantan los infalibles corridos norteños, que a detalle cronican su generosidad y hazañas, convirtiéndolos en referencia casi obligatoria de sus fiestas. Es cultura popular inmanente a su vida cotidiana.

La ausencia creciente de atención gubernamental en comunidades y municipios propician las condiciones para que estos personajes inviertan parte de las ganancias de las drogas, en obras sociales y materiales, que de suyo son imprescindibles. Pero esta inversión no es gratuita, la autoridad correspondiente tendrá conocimiento de ella y le da difusión para conocimiento de su comunidad. Entonces los dineros ilegales pasan a ser activos del “capo” vestido de inversionista en el ámbito público, pero también participa en el ámbito privado, en la compra de tal o cual empresa, que emplea a decenas de trabajadores que, necesitados de recursos para su familia, encuentra en esa fuente de trabajo la solución a su problema de ocupación, sin emigrar a otro lugar.

Por eso cuando la gente identifica a quien ha sido su benefactor y proveedor, decide manifestarle su solidaridad, porque viene a ocupar el lugar vacío que ha dejado el gobierno, y convertirlo en héroe local, regional, además de identificarlo como uno de los suyos. Y para colmo del gobierno, miles de personas comparten el mismo sentimiento y opinión.