¡Calificación perfecta!
Avanza Real Madrid a octavos de UCL sin ceder un solo punto en la fase de grupos
Misión cumplida para el Real Madrid que con una goleada por 4-0 sobre el Ludogorets cerró la fase de grupos de la Champions League con un pleno de victorias y engrosó su estadística a 19 triunfos consecutivos.
Casi por inercia, el Real Madrid se llevó su sexta victoria en la competición. Asegurado ya el primer lugar del Grupo B, Ancelotti dio minutos a los menos habituales y se notó en los pequeños detalles: La falta de precisión, los balones perdidos en la media regalados por un descuido y la relajación en la presión a la salida del rival.
Pero para eso estaban en el campo Cristiano Ronaldo y Gareth Bale, para hacer la diferencia y dar al Madrid su decimonovena victoria consecutiva. Pero a las estrellas, Toni Kroos incluido, les costaba conectar con el resto, incluso se veía parcelas en la media sin un solo hombre de blanco, algo inusual en el equipo que dirige Carlo Ancelotti. No importaba cuántas veces CR7 ponía un balón en el área o Bale se lucía con una carrera antes del disparo cruzado. Sus intentos eran flojos e imprecisos.
Todo cambió al minuto 20, cuando Marcelinho vio la roja por meter la mano en un intento por evitar que un remate de Varane se colara en la portería y el árbitro decretó el penal. Cristiano, que hoy portó el gafete de capitán, no desaprovechó. Ludogorets, condenado a jugar 70 minutos en inferioridad numérica, acusó el golpe anímicamente. Desorientados, se replegaron en espera del golpe final, pues aunque de tanto en tanto lograban amenazar a Keylor Navas, el costarricense había salido decidido a lucirse y ya fuera con los puños o con un salto espectacular para sacar el balón con una mano, echó por tierra las pocas esperanzas que albergaban los búlgaros.
Madrid, que se apuró a asegurar la victoria lo más pronto posible, lo intentó desde todos los ángulos, y de haber salido con la puntería afinada habrían sentenciado antes de media hora, pero desaprovecharon una decena de oportunidades antes de que Bale aumentara la ventaja a 2-0 con un cabezazo al tiro de esquina de Kroos al 38.
A partir de ese momento el partido se disputó mayoritariamente en la mitad del Ludogorets, que sufría lo indecible para cortar al menos un pase de los merengues. Con la entrada de Jesé y Marcelo, en sustitución de Toni Kroos y Fabio Coentrao, respectivamente, Madrid intensificó la presión y su juego se volvió más dinámico. Pero de nueva cuenta el cuadro merengue se vio impreciso, cuando menos. Los delanteros no llegaban a tiempo al pase, los remates eran demasiado desviados. Así que fue al enésimo intento y en un tiro de esquina que Álvaro Arbeloa se encontró con el balón cerca de la línea para anotar el tercero con diez minutos restantes.
Madrid siguió al mando, aunque poco a poco Ludogorets se veía con una oportunidad, si bien hacía rato que su suerte estaba echada. Eso permitió que los ibéricos jugaran de manera un poco más relajada y que Alvaro Medrán, quien sustituyó a Bale al 82, se estrenara como goleador con el Real Madrid con un disparo desde fuera del área que entró por encima de Stoyanov para poner el 4-0 en el marcador.