Despedida triunfal
Bosnia-Herzegovina puso fin a su primera aventura mundialista con una victoria sobre Irán por 3-1, la única en sus tres partidos en el grupo “F”, pero se quedó con un mal sabor de boca ya que dos de sus referentes, Edin Dzeko y Miralem Pjanic, se acordaron de anotar goles el día de la despedida.
Cuando todo parecía concluido, en apenas un minuto, los 48.011 asistentes al estadio Fonte Nova vivieron dos ráfagas de emoción. Reza Ghoochannejad descontó a los 82 minutos, pero la alegría de Irán duró sesenta segundos con el tanto de Avdija Vrsajevic.
La historia no pesó esta vez del lado de los iraníes, que en cinco encuentros pasados con los bosnios habían ganado cuatro partidos y empatado el otro. Dzeko puso en ventaja a Bosnia a los 23 minutos con un remate a distancia que entró pegado a la cepa del vertical izquierdo sin dar opciones para la reacción a Haghighi.
Y cuando más presionaban los “Príncipes persas”, Pjanic apareció para poner el segundo a los 59 minutos, aunque la posición del centrocampista del Roma al momento de rematar, muy justa, sugiere que estaba en fuera de lugar. Con la ventaja de Bosnia, la réplica de Irán no se hizo esperar. Masoud estrelló el balón en el horizontal.
Los pupilos del portugués Carlos Queiroz mantuvieron el pie en el fondo del acelerador y a los 27 minutos Reza estrelló el brazuca, otra vez en el larguero ante el espanto de Begovic. En la siguiente descolgada, el portero mostró temple al atravesarse a tiempo para neutralizar un avance, aunque la maniobra ya estaba viciada por fuera de lugar.
La superioridad bosnia desalentó a los iraníes hasta que a los 82 minutos apareció Ghoochannejad para estremecer la red. Fue una ilusión de un minuto, pues Vrsajevic apagó cualquier nuevo intento de rebelión y Bosnia, tarde comprendió que pudo haber acompañado en Octavos a Argentina con más méritos que los reunidos hoy por Nigeria.