Notables beneficios culturales, sociales y turísticos a la zona
DE LA REDACCIÓN
Finalizó la decimoséptima edición del Festival Cumbre Tajín, el cual se confirmó como un oasis cultural para los visitantes, un espacio privilegiado para los artistas y una temporada de gran beneficio para el sector turístico y de servicios en la región.
Al cierre de sus tres días de actividades, el evento generó el cien por ciento de ocupación hotelera en Papantla, el 70 en Poza Rica, el 80 en Cazones y Tecolutla, y el 70 en los demás municipios del Totonacapan.
La afluencia de turistas impulsó y protagonizó diálogos culturales únicos en México, porque sólo en Cumbre Tajín es posible pasar en unos minutos de la emotiva belleza del Kantiyan, donde los abuelos dialogan y bendicen, a los sonidos del rock, la jarana, la trova, la sinfonía, el coro o las narraciones orales.
También, se adquiere la experiencia de entrar a un taller y salir con una obra de arte elaborada gracias a la guía de verdaderos maestros tradicionales, danzantes originarios, especialistas en reciclaje o artistas de la instalación.
Para lograr estas vivencias, se estableció la más diversa y amplia programación cultural que cualquier festival pueda tener en México, con elenco regional, nacional y de países como Argentina, Cuba, Colombia, Estados Unidos, Francia, Bolivia, Australia, Guatemala y Perú.
Por supuesto, la cultura totonaca, anfitriona, confirmó que mantener la memoria histórica es la mejor manera de cambiar el presente y edificar el futuro.
En las Casas-Escuela del Centro de las Artes Indígenas (CAI), el Totonacapan compartió sus tradiciones mediante talleres, pláticas, presentaciones editoriales y musicales, acciones ambientales, instalaciones colectivas y exposiciones en torno a los grandes símbolos de su cosmovisión, como el colibrí, los dones, la Ceremonia Ritual de Voladores, el trabajo con la madera y los ropajes de la región.
Por estas acciones, desde el año 2012 dicha institución fue incluida en la Lista Mundial de Mejores Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Este año fue particularmente amplia la oferta musical de Cumbre Tajín para la familia, en todos los puntos del Parque Temático Takilhsukut resonaron los ritmos más diversos y las fusiones más inesperadas.
Tres grandes rubros de talleres permitieron que la creatividad fluyera sin descanso: mientras en una zona se elaboraban obras con bejuco, vainilla, cera, papel o madera, en otra se construían ciudades de papel, se tomaba parte de actividades ecológicas y se escuchaban historias en voz de los Abuelos.
A su vez, la IV Muestra Internacional El Cine en la Cumbre presentó 30 audiovisuales de nueve países y cinco estados mexicanos. Acorde con la identidad del festival, predominaron las películas de producción rarámuri, náhuatl, mapuche, zapoteca, quechua, aimara y totonaca.
La Ceremonia Ritual de Voladores tuvo dos sedes, la Plaza del Volador y la Casa de las Danzas Tradicionales. En la primera, se presentaron los adultos del Totonacapan, San Luis Potosí y Puebla, que este año incluyeron a mujeres voladoras y vuelos mixtos. En la segunda volaron los alumnos de las Escuelas Comunitarias de Niños Voladores.
Además, se anunció el Encuentro Internacional de Voladores que será producido por la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí y el Consejo Ritual de Voladores del CAI. Esta iniciativa da continuidad al Plan de Salvaguardia elaborado en Veracruz para que en 2009 la UNESCO reconociera a la Ceremonia Ritual como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Por otra parte, las danzas tuvieron un papel especialmente significativo. Durante tres días, más de mil danzantes del Totonacapan y México se reunieron para conversar en torno a sus tradiciones, presentar sus danzas y establecer vínculos de colaboración a mediano y largo plazos.
No hay en México otro festival que genere este tipo de beneficios comunitarios. En estas reuniones se riegan las raíces de la identidad y se multiplican los puntos de apoyo para las tradiciones indígenas.
Como cada año, Cumbre Tajín convocó y recibió a los médicos tradicionales totonacas, los temazcaleros, los terapeutas alternativos y los lectores de oráculos para que el Nicho de la Purificación refrendara su importancia como el espacio de sanación más importante de México. Hubo sanadores invitados de Perú, la nación wixárika, Cuetzalan, la tradición maya-tzotzil y la Huasteca.
Finalmente, las noches del Nicho de la Música dibujaron nuevas geografías musicales. Aquí, concierto a concierto, se tejió un bordado de ritmos, voces, orígenes, causas y sueños que quedarán en la memoria de todos los asistentes.
En Papantla, las instalaciones lumínicas ofrecieron una imagen especial de esta ciudad y Pueblo Mágico. En la Zona Arqueológica de El Tajín, el horario se extendió hasta las siete de la noche para que los turistas disfrutaran el atardecer en la maravillosa Ciudad Sagrada.
Al finalizar las actividades, con el lema Bajo la protección de las estrellas, los tres Patrimonios de la Humanidad ubicados en el Totonacapan retoman sus actividades formales.
En el caso del Centro de las Artes Indígenas, más de 500 maestros y alumnos seguirán compartiendo su saber enseñar y saber aprender en torno a todas sus artes de la tradición: alfarería, bordado, carpintería, gastronomía, lengua y relación con la Madre Tierra, entre otras.
Mientras que los practicantes de la Ceremonia Ritual de Voladores retoman las actividades de las cinco Escuelas Comunitarias de Niños Voladores, en las que este arte se transmite con todo su simbolismo; al tiempo que la Zona Arqueológica abrirá sus puertas en su horario normal.
De esta manera, el modelo Tajín de regeneración del patrimonio sigue sus labores y trabaja para que el Totonacapan se mantenga como la región cultural más importante de América… un ejemplo mundial de preservación y florecimiento de los bienes patrimoniales materiales e inmateriales.