¡Sin rastro de desaparecidos!

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-La última vez que se vio con vida a Uriel Pérez Cruz, según reporta su padre. Dio aviso que saldría de fiesta con sus amigos. Se engalanó para la ocasión, se despidió de los suyos y doce horas más tarde sería levantado por tres unidades policiacas, marcadas con los número 060, 061 y 084

DE LA REDACCIÓN

Blanca Ninfa Cruz Nájera, madre de Alberto Uriel Pérez, uno de los tres desaparecidos por la Policía Municipal, lamentó en entrevista que el Alcalde Marcos Romero, haya dicho que no había dinero para liquidar a los elementos de su corporación policiaca que habían reprobado los exámenes de confianza y que por eso seguían trabajando.

Cruz Nájera dijo que aún cuando han pasado más de 15 días de que su hijo desapareció, conserva la esperanza de que sea encontrado con vida. “Sino por lo menos que nos entreguen los cuerpos ya que queremos verlos, comentó.

A casi tres semanas de la triple desaparición no hay rastro de los ausentes. De Uriel sólo perduran las cosas que dejó en su habitación a medio construir, unas cuatro mudas de ropa, su altar a la Santísima muerte, sarapes regados en el piso, donde duerme. Y rayones con aerosol en las paredes que presumen su pasión por el graffiti.

La familia vive en la colonia Unidad y Trabajo, uno de los barrios que los turistas no conocen de Papantla por ser de los más humildes en la zona.

 “MI HIJO SE FUE DE PARRANDA Y YA NO REGRESÓ”

El viernes fue la última vez que se vio con vida a Uriel Pérez Cruz, según reporta su padre. Dio aviso que saldría de fiesta con sus amigos. Se engalanó para la ocasión, se despidió de los suyos y doce horas más tarde sería levantado por tres unidades policiacas, marcadas con los número 060, 061 y 084.

Con base en la denuncia ante el ministerio público de Papantla, con el número 326/2016, el joven de 19 años, viste una camiseta en cuello v color azul, pantalón de mezclilla clara, gorra en tonos azules y tenis aerodinámicos en vivos rosas y negros.

Su padre, desde una silla de plástico, lo dibuja como un chamaco flaco, que no rebasa el metro con 65 centímetros, tez criolla y de boca pequeña. Posee un tatuaje en el antebrazo izquierdo de la Santa Muerte y otro más con la letra U a la altura de la pantorrilla izquierda.

Falsea al caminar, debido a un accidente en motocicleta, donde se partió el tobillo en dos y se ganó una cicatriz de forma circular a la altura de la nuca. Sus características personales ya se propagan en volantes a las afueras de las centrales camioneras y zonas turísticas.

Según relata su novia, de quien se omite su identidad por seguridad, el joven llegó a visitarla abordo de un vehículo marca Aveo, color rojo. Iba acompañado de otros dos jóvenes, aparentemente en estado de ebriedad.

Uriel invitó a su pareja a subir a la unidad y luego de ruegos ella aceptó. Apenas le dio tiempo para entrar por sus cosas personales cuando escuchó el rugido de motores policiales. Así la tragedia comenzaría… el reloj marcaba las 9 de la mañana en punto, del 19 de marzo de 2016.

 “LO LEVANTARON LOS MUNICIPALES”

Según la declaración de la pareja de Uriel, al ver los elementos municipales el vehículo Aveo fue acelerado en forma brusca, rozando incluso con la patrulla número 068, comandada por el oficial Higinio Bastián Santiago, hoy detenido, junto a otros siete municipales, como presuntos culpables de desaparición forzada.

Acto seguido, comenzó una persecución que duraría escasas tres cuadras. Los oficiales dispararon contra los neumáticos del Aveo color rojo, hasta imposibilitar su avance. Los gendarmes entonces bajaron para someter a los tres sujetos, entre ellos, Uriel Pérez Cruz.

“Mientras unos policías sometían a los chamacos, otros llamaban a refuerzos, entonces llegaron las patrullas número 060 y 061. Los bajaron a ras de banqueta, les cubrieron el rostro con sus propias camisetas y los treparon a alguna de las dos patrullas”. Posteriormente el rastro de los jóvenes sería borrado.

La testigo afirma conocer al oficial Bastián Santiago, por lo que acudieron a su domicilio horas después para preguntarle sobre lo sucedido. “En su cara, mi nuera le dijo: Usted iba manejando la patrulla 084, usted le tiró de balazos al carro, usted levantó a Uriel”, recuerda el padre. 

Ante el señalamiento, el oficial aceptó haberlos detenido para luego ponerlos a disposición del orden municipal. Ante la interrogativa de quién tenía a los ausentes Bastián Santiago solo inmutó y reportó lo que sucedía al comandante Bernardino Olmedo Castillo. Luego de la conversación por teléfono, el cuestionario lo dio por terminado y se resguardó en su domicilio.