Dinero a la basura

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-El penal de alta seguridad en Papantla costó 2 mil millones de pesos, no tiene presos, y el año pasado se robaron materiales de construcción en su interior.

DE LA REDACCIÓN

Los guardias de una de las prisiones de alta seguridad de México tienen que preocuparse mucho más por la falta de criminales que entren a sus instalaciones, que por las fugas.

Pese a tener un costo de más de 2 mil millones de pesos, la cárcel de Papantla, construida para unos 2 mil  reclusos en Veracruz, no tiene un solo preso y apenas unos cuantos empleados cuidan el lugar.

Por ello no causó sorpresa que el año pasado se robaran materiales de construcción del interior de la prisión.

"En realidad, es un elefante blanco", dijo Galdino Diego Pérez, representante legal del gobierno municipal de Papantla, sobre el enorme complejo blanco y gris afuera de la ciudad.

El penal de Papantla es un notorio ejemplo de fondos públicos desperdiciados bajo un plan de nuevas prisiones de 2008 que buscaba resolver la sobrepoblación crónica y albergar nuevos reclusos mientras fuerzas de seguridad combatían a los cárteles de la droga.

El gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) otorgó unos 176 mil millones de pesos en contratos sin licitación para 15 penales, pero actualmente cuatro de ellos están parcialmente construidos o aún no abren.

Expertos en política pública dicen que las prisiones ociosas reflejan una planificación inadecuada de ese gobierno, aunque las instalaciones que se abrieron ayudaron a reducir la sobrepoblación en el sistema penal.

Los involucrados en la ejecución del plan de Calderón culpan a la actual administración del presidente Enrique Peña Nieto por los retrasos. La mayoría coincide en que los contribuyentes mexicanos perdieron.

Más de 2 mil 500 millones de pesos de dinero público se gastaron en dos de las cuatro prisiones inactivas -Papantla y otra en Monclova, en Coahuila-, según registros públicos.

Las otras tienen años de retraso y a contratistas se les prometieron mayores pagos bajo un nuevo plan de privatización parcial.

Los largos retrasos y el desperdicio de dinero resaltan problemas mayores que afectan a los programas de infraestructura gubernamental en México: el Congreso brinda débil supervisión a los presupuestos y los presidentes entrantes suelen tratar de promover sus propios proyectos, según expertos.

"El apetito por hacer obra siempre es lo que los acaba motivando, así de simple", dijo Manuel Molano, economista del centro Instituto Mexicano para la Competitividad, en Ciudad de México.

"Está mal pensado, es una cadena ahí de estupideces, complicidades y errores desde el poder legislativo hasta el poder ejecutivo", comentó.

A pesar de las múltiples solicitudes, el órgano federal de prisiones OADPRS rechazó contestar preguntas para esta nota y la Presidencia declinó comentar.

ELEFANTE BLANCO

El enorme complejo de Papantla se eleva sobre una comunidad indígena empobrecida, donde los residentes viven sin drenaje y cultivan maíz bajo un sol abrasador.

"¿Cuántos miles de millones de pesos invertidos en esa obra? (...) ¡Es nuestro dinero, están los impuestos de todos!", dijo José Simbrón, un agricultor local.

La prisión estaba casi terminada cuando Peña Nieto asumió la presidencia a finales de 2012, dijo Patricio Patiño, quien fue subsecretario del sistema penitenciario con Calderón.

Ahora la autoridad federal de la prisión, que ha tenido cinco jefes diferentes desde que Peña Nieto asumió el poder, tiene que decidir si termina la construcción del penal de Papantla y lo abre o desecha el proyecto.

La instalación es un dolor de cabeza adicional para una agencia marcada por corrupción y mala gestión, donde resalta la fuga del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán en 2015.