Vainilla en peligro de extinción: Araceli Pérez

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-Araceli Pérez Silva es una de las mayores especialistas en vainilla en México, su lugar de origen, y realiza investigaciones para conocer el potencial de la biodiversidad de esta planta y mejorar su producción

-La científica del Instituto Tecnológico de Tuxtepec, forma parte de la Red Vainilla

DE LA REDACCIÓN

El olor verdadero de la vainilla es muy diferente al que conocemos: cacao, madera, flores y minúsculas marcas de vegetación que la rodea. Su aroma es complejo, orgánico y quizá indescifrable en la primera olfateada; de lo que no hay duda es que aviva los sentidos de una manera que para la vainilla artificial es sólo una aspiración. 

El sabor y olor de la vainilla artificial es uno de los engaños más dulces que conocemos, alejados del verdadero y que sólo encontramos en helados gourmet, delicados perfumes y otras delicias de la repostería. Hoy en día, un kilo de vaina de esta orquídea puede alcanzar el precio de cinco mil pesos en el mercado; quizá forme parte del 1 por ciento del consumo natural que se hace de la vainilla para su uso aromatizante, contra el 99 por ciento del consumo de la vainilla artificial en todo el mundo. Por si fuera poco, la vainilla natural posee además otras propiedades como antioxidantes, antimicrobianas y antifúngicas.

Hace 19 años, Araceli Pérez Silva comenzó a trabajar en vainilla, la cual descubrió por accidente en su trabajo profesional, y que la motivó a desarrollar su formación doctoral en Francia para estudiarla mejor. Ahora es una de sus grandes pasiones y se ha convertido en una de las mayores expertas en el tema. La científica del Instituto Tecnológico de Tuxtepec, Oaxaca, forma parte de la Red Vainilla, conformada por otros expertos de la vainilla en el país, cuyo objetivo es hacer investigación de la planta, difundir sus beneficios e incentivar su producción y consumo. 

La Red Vainilla es coordinada por el doctor Delfino Reyes, de la BUAP, quien está a cargo de su banco de germoplasma; en ésta también se encuentra la doctora Rebeca Menchaca, especialista de la Universidad Veracruzana, quien realiza cultivos in vitro, y el doctor Enrique Hipólito, de la misma universidad, quien lleva a cabo trabajos con las comunidades productoras y de sustentabilidad. 

CAMBIO CLIMÁTICO. En su laboratorio, la científica estudia la calidad aromática de la vainilla, así como el potencial  de la especie más conocida (Vanilla planifolia), pero también de las especies silvestres y variedades que no han sido estudiadas. “Necesitamos rescatar este cultivo en peligro de extinción”, dice en entrevista. “La producción en México es muy baja por lo que buscamos desarrollar un fitomejoramiento de especies que no son comerciales, pero con potencial aromático que pueda ser explotado”. 

La especialista explica que en el país ha disminuido la producción de esta orquídea por un problema que se agudizó en 2011, el aborto prematuro de los frutos. “La zona más reconocida en el mundo dentro de México es la zona de Totonacapan, Veracruz, sin embargo, el cultivo ha decaído por varias razones, entre ellas el cambio climático”. Las que antes eran zonas de producción ahora se están volviendo inviables, agrega, debido a que son más calientes.

La vainilla es una orquídea que necesita ser polinizada, pero en altas temperaturas propicia que el fruto aborte, por ello los productores buscan nuevas tierras menos calientes para su cultivo, menciona Pérez Silva. Adicionalmente, hace falta más investigación para conocer la diversidad genética que hay en México y explotarla en beneficio del sector productivo.

CENTRO DE ORIGEN. Hasta la época de la Conquista, el territorio que ahora es México fue el único productor de vainilla  en el mundo. Después de este periodo, ésta se llevó a Europa y de ahí se comerció hasta el Océano Índico, donde su cultivo se logró desarrollar por las condiciones climáticas, semejantes a las de México. 

En el país la región principal de cultivo fue Totonacapan, donde posteriormente se desarrolló la industria petrolera. “Entonces el oro negro dejó de ser la vainilla, que algún día fue moneda de cambio; después vinieron los aromatizantes sintéticos y ya a nadie le interesó comprar vainilla natural. Fue desplazada”. Para la investigadora oaxaqueña, hoy en día la sociedad ha buscado regresar al consumo de cultivos naturales, lo cual podría dar un nuevo impulso a la vainilla mexicana. 

Araceli Pérez señala que para ello se necesitaría de dicho fitomejoramiento mediante cruzas naturales. “La Vanilla tahitensis es una especie que se comercializa en la Polinesia Francesa -que contribuye en segundo lugar a la aportación mundial de vainilla-, la cual proviene de una hibridación natural entre la Vanilla planofolia y Vanilla odorata, también mesoamericana. Tenemos la V. odorata y otras especies que aún estamos estudiando, tenemos alternativas”. 

En Costa Rica, añade la científica, ya han desarrollado un híbrido originado en Madagascar, cuyo producto es excelente. “México podría tener sus propios productos endémicos obtenidos con lo que tenemos en nuestros reservorios genéticos”. La vainilla tuvo su origen en este territorio y su biodiversidad es, al igual que con muchos otros cultivos, la semilla de su salvación y producción.