Marco Romero benefició con terrenos a líder Zeta
Por Miguel Ángel León Carmona/La Silla Rota
El alcalde de Papantla, Marcos Romero Sánchez, solicitó el 13 de abril de 2016 al congreso de Veracruz la enajenación de un terreno de 120 metros cuadrados a favor de Mario Ángeles Sosa, alias "El Bolas", presunto jefe de Los Zetas en esa zona y acusado por la desaparición forzada de tres jóvenes.
Se trata de un predio con una extensión equivalente a dos casas de interés social, ubicado en la colonia Unidad y Trabajo, andador sin nombre, sin número, manzana 08, sector 06, por el cual, a petición del cabildo del Ayuntamiento de Papantla, "El Bolas" pagó la cantidad de 3 mil 960 pesos.
La autoridad municipal también solicitó la regularización de un predio con las mismas características, situado en la misma colonia en favor del hermano de "El Bolas", Timoteo Ángeles Sosa.
Mario Ángeles, su hermano Timoteo y el padre de ambos Gabino Ángeles García prestaron sus servicios en la policía municipal de Papantla. El padre era el único que permanecía activo el día de la desaparición forzada de Luis Humberto Morales Santiago, Alberto Uriel Pérez Cruz y Jesús Alan Ticante Olmedo, de 18, 19 y 24 años respectivamente, meses después fue dado de baja por no acreditar los exámenes de control y confianza.
FUERON CALCINADOS EN RANCHO DE AMISTADES DE ROMERO SÁNCHEZ
El 19 de marzo de 2016, Luis Humberto Morales, Alberto Uriel Pérez y Jesús Alan Ticante fueron privados de la libertad en el centro de Papantla por un grupo de ocho policías que recibían órdenes de El Bolas.
De acuerdo con la declaración de un menor de edad detenido que se acreditó como halcón de Los Zetas, los tres jóvenes fueron asesinados y posteriormente calcinados en el rancho La Isla, un predio también ligado a amistades del alcalde Marcos Romero.
Rosa fue la primera de los familiares afectados en levantar la voz mediante protestas y denuncias penales. Dos días antes de la entrevista con el alcalde Marcos Romero -el 26 de marzo de 2016- Rosa acudió al ministerio público para denunciar que la desaparición de sus hijos, según testigos, había sido una instrucción de los entonces capos de ese municipio: El Bolas y Paco El Lavador.
Cuadras antes de llegar a las instalaciones ministeriales, Rosa fue advertida con un mensaje de texto para que no declarara en contra de Bernardino Olmedo Castillo, quien entonces era inspector de la Policía Municipal y hoy está preso junto a otros siete de sus compañeros.