CAI preserva la cultura de la madera

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-Además, los niños aprenden las leyendas y tradiciones del Totonacapan

Por María Elena Ferral

Decenas de niños que aprenden las leyendas y tradiciones del Totonacapan y la elaboración de juguetes que desde hace muchos años dejaron de interesar a muchas personas, acuden cada sábado a la casa escuela tradicional “El Corazón de la Madera”, señaló Romualdo García de Luna, coordinador de esa casa, ubicada en el parque temático Takilhsukut de Papantla, destacando que el arte tradicional debe ser siempre dado a conocer para que este tipo de tradiciones no se pierdan.

Abundó que en ese lugar se preserva la cultura de la madera, desde el momento en que se pide permiso al dueño del monte para el corte del árbol, a partir de ahí inician nuevas ceremonias para preparar la madera con la que se realizarán máscaras para las danzas de los tejoneros, los negritos, los moros y cristianos, los voladores, entre otros, del mismo modo, se elaboran crucetas para Guaguas y carretas y todo el sobrante de madera se emplea en la elaboración de juguete tradicional como el balero.

García de Luna indicó que “también se les  enseña la técnica para elaborar todo eso y al mismo tiempo se les explica para que conozcan los orígenes de esa labor, ya que se trata de un don y no de un oficio y en el caso de nosotros, tenemos que compartirlo”, destacó que dicha casa pertenece al Centro de las Artes Indígenas y cuenta con una gran cantidad de alumnos, muchos de los cuales llevan años participando y ya muestran un gran avance en cuanto a lo cultural y a las habilidades. 

El entrevistado mencionó que “en la escuela tradicional de la madera se cuenta con un carpintero de muebles en general,  un maestro escultor, un tallador y uno más que elabora los juguetes”, agregó que “también se muestra a los niños el arte autóctono que tiene que ver con la leyenda del chenchere y la arriera, que narra la forma como Dios hizo llegar a la tierra el maíz y la forma cómo lo depositó en siete cerros, donde todos los animales del bosque buscaron”.

Ya para concluir la entrevista, el coordinador de esa casa, ubicada en el Centro de las Artes Indígenas, señala que según la historia, se cuenta que “fue la arriera quién encontró el maíz, pero pensó en ocultarlo para que nadie más lo aprovechará y el chenchere o pájaro carpintero se dio cuenta y lo rescató para ser ahora el principal alimento de la gente”.