Niños Voladores arriesgan su vida
Viven y “trabajan”, entre el misticismo y el peligro, sin seguridad y sin prestaciones sociales, algunos son explotados, otros lo hacen por gusto
María Elena Ferral
Papantla
Una gran cantidad de niños, ejecutan sus danzas que son acompañadas por el peligro, se trata de los niños Voladores de la región del Totonacapan, quienes con pocos vuelos de adiestramiento, unos por gusto y otros porque son explotados laboralmente para subsistir, arriesgan sus vidas al subir a un palo volador con una altura de aproximadamente 15 metros, por lo que son admirados por su valentía al realizar una de las danzas favoritas que es admirada a nivel mundial.
En el Centro de las Artes Indígenas, se encuentran las escuelas oficialmente reconocidas, en donde cientos de niños son adiestrados para la ejecución de la ancestral danza, asistiendo cada día sábado, entre ellos infantes que escasamente cuentan con seis años de edad, lo que aparte de hacer más peligrosa la danza la vuelve más importante, pero sobre todo, de aquellos niños que son preparados en escuelas particulares, en donde no cuentan con el espacio suficiente y en donde el riesgo es mayor.
Mientras que en el CAI, existen tres organizaciones de niños Voladores, los cuales son becados a través del Gobierno del Estado, para ello el Consejo de Voladores, declarado por la UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad, el cual busca con gran afán seguir impulsando a más niños para que esta danza ancestral continúe viva, también existen niños voladores que al igual que los grupos de Voladores adultos, de los conocidos como “libres”, viven de las dádivas.