Papantla de fiesta patronal

el

 

"Tránsito o dormición de María en la Víspera de su Asunción de María al cielo"

Cuando la Virgen María sintió que estaba cerca el fin de su vida terrena, regresó junto al apóstol Juan a Jerusalén y mandó llamar a los apóstoles que se encontraban predicando el evangelio por todo el mundo y congregados en torno a su lecho, una tarde serena se despidió de todos ellos y durmió en el Señor.

Así lo narra la tradición de Oriente que se refiere a este acontecimiento como La Dormición de la Virgen: María, la madre de Jesús, no murió, se durmió, pasó de esta vida a la otra, que es la suerte que habría correspondido a los hombres si no hubiera habido de por medio el pecado original, y habiendo cumplido a la perfección la voluntad de Dios, fue llevada al cielo en cuerpo y alma como primicia y modelo de la plenitud eterna.

Aunque la Iglesia celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen el 15 de agosto, recuerda el Tránsito o la Dormición el 13 de agosto (en algunos lugares el 14 de agosto) y es tradición en esta fecha colocar un altar para honrar a la Virgen en este trance en espera de su gloriosa Asunción.

La tradición consiste en acostar la imagen de la Virgen sobre una mesa y rodearla de manzanas y rosas, pues una antigua narración cuenta que los Apóstoles colocaron el cuerpo de la Virgen en un sepulcro y permanecieron en oración durante tres días, pero el Apóstol Tomás, quien no pudo estar junto a María en el momento de su tránsito, suplicó a Pedro que le permitiera ver el rostro de la madre de Jesús por última vez y al abrir el sepulcro, una fragancia como de manzanas y rosas llenó el ambiente esparciéndose por todo Jerusalén y en lugar del cuerpo de María, hallaron rosas en el sepulcro como signo de su glorificación.