Escuelas regulares dan apertura a niñas y niños con autismo
Octavio, de seis años y con Trastorno del Espectro Autista (TEA), llega sonriente todas las mañanas al Jardín de Niños Ramón López Velarde, en la comunidad de Ojo de Agua, donde saluda a su maestra y compañeros, quienes lo conocen desde el ciclo escolar 2014-2015.
El pequeño es uno de los pacientes del Centro Estatal para la Detección y Atención del Autismo (CEDAA) del DIF estatal, donde recibe cada semana terapia integral con su familia.
“Ahí surgió el vínculo para la inclusión educativa de mi hijo a una escuela regular, pues a la que acudía, que era exclusiva para niños con autismo, ya no presentaba retos para su formación”, indicó Yarim Gómez García, madre de Octavio, quien encontró una escuela regular en donde su hijo se convirtió en el primer alumno con TEA.
Su profesora, Ana Luz Pérez Cano, comentó que todos lo han recibido con afecto, “es un miembro más, juegan, participan, lo respetan y él se siente contento y parte de un grupo”.
Para ella misma y todos los educadores ha sido un reto. “Octavio nos ha enseñado a conocer su mundo para poder integrarlo al trabajo y a la enseñanza regular, labor que hemos logrado, gracias a todas las instituciones como el DIF estatal y CEDAA, quienes nos han capacitado acerca de cómo debe ser nuestro trabajo con él”, dijo la educadora.
Con una participación activa, el alumno se desenvuelve en clases de lectura, tecnología, educación física y baile. Para la hora del recreo, con el resto de los estudiantes, comparte la mesa para desayunar.
En Octavio el progreso ha sido notable, pues ahora es más activo en los juegos, en la comunicación con sus educadores, familia y compañeros. Sabe acatar las reglas en el aula, cumplir con sus tareas, participar en la toma de decisiones y muchos atributos más; por ello, es que continuará el próximo año escolar e ingresará a la primaria.
La inclusión del menor de edad, junto con dos compañeros más con discapacidad, también se ha dado en el ámbito social gracias a la especialización de los docentes, apoyados por el acompañamiento de un educador de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER).
Para la directora del preescolar, Blanca Elvia Silva Granados, esta primera experiencia con un alumno con TEA fue la oportunidad de aprender y alistar a la institución para la atención de más niños y niñas en la misma condición.
“El compromiso inicia con los padres y madres de familia, quienes deben seguir el deber con la escuela en las orientaciones y actividades que se le sugieren; a la par los docentes debemos dar la oportunidad de hacer la inclusión con compromiso, responsabilidad y profesionalismo para que a través del aprendizaje regular, se les permita integrarse a una vida cotidiana, con niños que puedan convivir, llevar una vida normal e incluirse en cualquier ambiente y nivel que necesite”.
Así, para que otros pequeños tengan las mismas oportunidades, Yarim, apoyada por su esposo, se ha dedicado a difundir en la escuela de su hijo qué es el TEA, las señales para detectarlo e información donde pueden encontrar ayuda profesional.
“Al principio parece que el autismo nos va a cerrar las puertas, pero hay que atreverse, buscar y darnos cuenta de lo importante que es incluir a los menores en todos los aspectos sociales, escolares, con la familia, salir a los parques y hacer todas las actividades propias de la infancia, porque merecen las mismas oportunidades, sólo hay que abrirles las puertas”, concluyó la madre de familia.
El DIF estatal, mediante su programa de inclusión, ofrece diversos servicios a la población a través del Centro de Rehabilitación e Inclusión Social (CREEVER), para promover la inserción social, educativa, cultural y laboral en los veracruzanos.
El CEDAA se encuentra ubicado dentro de las instalaciones del CREEVER en boulevard Culturas Veracruzanas número 24, colonia Nuevo Xalapa. Para mayor información, llamar a los teléfonos (228) 819-46-77 y 819-14-05 extensión 3112, donde los atenderá la directora Rosa Virginia Martínez Conde.