Se inundan con aguas negras

el

Las calle Acuario y Osa Menor se han convertido en un foco de infección por el desbordamiento del río Carneros

 

Jorge Morales

Xalapa

 

En el cruce de la calle de Acuario y Osa Menor, de la colonia Arroyo Blanco, se ubica un pequeño puente. Debajo de éste serpentea el agua verdosa y pestilente del río Carneros.

En esta zona, vecinos padecen de inundaciones y se ha convertido en un foco de infección por el ingreso de aguas negras a sus domicilios que ya comienza a provocar enfermedades.

En entrevista con El Heraldo de Xalapa, vecinos ubicaron como causa del problema la negligencia de funcionarios por obras que han azolvado el río con piedras, tierra, basura, que han estrechado su cauce, así como tubos de drenajes rotos que escurren hacia el afluente y las casas.

Uno de estos casos es el de María Isabel García, dueña de una tienda ubicada en la calle Osa Menor.

 

La mujer de avanzada edad dio a conocer que las intensas lluvias de hace más de casi un mes desbordaron el cauce del río e inundaron su domicilio con basura, lodo y agua contaminada.

A este problema se suma la ruptura de un tubo de drenaje que forma un charco pestilente en la calle Acuario. Luego de empozarse en el camino de terracería, el agua de drenaje se escurre a partes iguales hacia el río Carneros y al interior de su patio.

En días pasados, María Isabel García, quien luce cansada y expresó estar enferma de la presión, vivió uno de los momentos más difíciles de su vida al verse inundada de aguas negras en su casa que habita con dos huérfanos menores de edad.

Tras los hechos, perdió un colchón, enseres domésticos y ropa, que lucen abandonados en su patio.

La mujer muestra al reportero el charco de agua sucia del drenaje que comienza a acumularse afuera de su casa.

“Ahora está ligerito, pero cuando llueve empieza a salir excremento y se mete a la casa. Con el desbordamiento del río todo esto se metió. Es difícil vivir así. Estar oliendo todos los días el drenaje, luego me da dolor de cabeza y mareos”, declaró. 

Aunque reportó a las autoridades el caso del drenaje roto, trabajadores de Protección Civil sólo realizaron una inspección en días pasados y se retiraron.

La casa de Serafina González Sosa también colinda con el río. Incluso, prácticamente está cercada por el río del lado del patio, en donde tiene platanales. La mujer vive en ese domicilio con su padre, su hija y una sobrina.

Restos de basura que arrastra el río -bolsas, ropa, desperdicios- rodean su patio. Desde su casa además puede observarse el cauce lleno de piedras, basuras y lodo.

La inundación de días recientes también la impactó. Las aguas negras del Sedeño penetraron su casa. “Se echaron a perder libros, zapatos, camas. Se dañó un refrigerador, enciclopedias y ropa”, señaló.

“Trabajadores de Protección Civil que llegaron al sitio prometieron traer una bomba para sacar el agua, pero a la fecha no llegan”, puntualizó.

La labor de limpieza fue difícil. Hubo que sacar “toda la porquería”, el lodo, el agua sucia y desinfectar con cloro. Aún ahora usa chanclas de plástico y usa pomadas anti hongos “por cualquier cosa”, en los pies.

A pesar de las labores de limpieza, dijo que en su casa todavía “huele a humedad y como a lodo podrido”.

Serafina comentó haberse enfermado tras lo ocurrido, pero no sabe si es por la contaminación. “Recientemente me enfermé. No podía hablar, me dio dolor de cabeza, decía incoherencias y me ardía la cabeza. Ahorita llevo tres semanas sin trabajar”, manifestó.

Virginia Ceballos es otra vecina de la calle de Acuario, por donde atraviesa el cauce del río Sedeño, afectada por las recientes inundaciones.

 

De los 32 años que dice lleva viviendo en el lugar, es la primera vez que el agua se metió a su domicilio. “La corriente dañó un buró, una cama, papeles importantes, e incluso se llevó un perro”, mencionó.