Conforman grupos de autocuidado
-Ciudadanos se coordinan con autoridades
Por Juan David Castilla Arcos
Las elevadas cifras de incidencia delictiva en la entidad han obligado a los pobladores a conformar grupos para vigilar y proteger sus comunidades.
Las policías comunitarias operan en Jilotepec, Soledad Atzompa, Zongolica, San Rafael y otras zonas.
Se coordinan con autoridades municipales. En algunos puntos portan armas y, en otros, solo llevan a cabo labores de vigilancia.
Y es que las policías municipales no pueden atender todas las demandas de la población en materia de seguridad.
Incluso, la Policía Estatal y la Fuerza Civil también se han visto rebasadas durante los últimos años.
Los robos, asaltos, homicidios, secuestros y extorsiones continúan registrándose con frecuencia en el estado.
En el municipio de San Rafael están por surgir más grupos que realizarán patrullaje, con el objetivo de disminuir los delitos.
ADOPTAN MEDIDAS DE AUTODEFENSAS
De acuerdo con el alcalde de ese lugar, Luis Daniel Lagunes Marín, solo se ejecutarían acciones de vigilancia.
No obstante, se replicarían algunas medidas de seguridad que implementaban los autodefensas de Michoacán; de San Luis Zacatlán, estado de Guerrero; y de Zongolica.
Este esquema policial comenzará a aplicarse en la comunidad de Puntilla Aldama.
Sin embargo, en otras localidades como El Faisán, Zanjas de Arena, Ávila Camacho, el Cabellal y Son Zapotes siempre han existido grupos dedicados a las labores mencionadas.
Los agentes municipales están pendientes de las necesidades de la gente para continuar su labor de cuidador.
“Cada agente municipal me pide que credencialice a sus siete, ocho o 15 policías, les regalamos lamparitas y hacen algunas labores de vigilancia y, al igual que la Policía municipal, preventivas. En los bailes revisan a la gente o si hay algún conato de bronca, ir a separarlos”.
POLICÍAS DE BARRIO
Cabe recordar que en Zongolica, el presidente municipal Juan Carlos Mezhua Campos convoca a una reunión con todo el pueblo y entre todos designan a diez o 15 personas para vigilar.
“Que todo el pueblo los designe significa un tipo de sistema de cargos, como se da en muchos pueblos tradicionales o ejidales, en los que estas 15 personas no van a percibir un sueldo, sino que prestan un servicio a la comunidad y a los tres años o cuatro se les releva por otras 15 personas que cumplirán esta labor”, añadió el edil de San Rafael.
En ese lugar, la policía comunitaria se oficializará, mediante el reconocimiento institucional del Ayuntamiento, y será dotada de equipo para vigilar, como radios de comunicación, playeras con logotipos oficiales, lámparas, quizá un vehículo; nunca tendrían permitido portar armas.
San Rafael está integrado por 29 comunidades y 18 ejidos.
“Al tener únicamente labores de vigilancia, no es necesario que sean acreditadas, ni autorizadas por ninguna institución, de ningún nivel, si ellos tuvieran la oportunidad de portar cualquier tipo de arma o estuvieran facultados para detener, me parece que es la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedema) quien tendría que aprobarlos, que tiene un término específico, me parece que es guardias rurales, hemos tenido comunicación con el 87 Batallón, pero este esquema de labores de vigilancia creo que será más efectivo”.
A juicio de Lagunes Marín, se busca integrar una policía de “barrio” en quien la gente pueda confiar.
“Que la gente la pueda llamar (policía comunitaria) y sepa que es el vecino, el hijo de don Juanito, el hijo de don Chanito o el hijo de doña Petrita y que sepas a partir de eso, que no te va a ser daño, sino que siempre te va a ayudar”.
SAQUEAN CÍTRICOS
En San Rafael ha sido incesante el robo de cítricos y también han ocurrido asesinatos.
Por ello, se planea reforzar la seguridad de manera conjunta con los pobladores de las comunidades.
El robo de cítricos se ha dado cuando el producto está caro; los productores pierden unos cinco mil pesos por cada camionada.
“Si le invertiste a tu cosecha durante tanto tiempo te afecta demasiado, es una pérdida grande. El robo se da en las parcelas”.
Lo anterior ha sido notorio en algunos de los 18 ejidos del municipio, donde ingresan camionetas, cargan la fruta y se la llevan.
“Tenemos el plan de echar a andar la Policía comunitaria, que cumpla labores de vigilancia y esté muy cercana a la policía municipal, para que en caso de que haya cualquier tipo de robo o posibilidad de que se esté realizando uno, llegue pronto la Policía municipal y en ese momento intercepten a quienes estén llevando a cabo el robo de cítricos”, añadió el presidente municipal de San Rafael.
Los ejidos donde se ha registrado el problema y que además son los más grandes en extensión son: Paso de Telaya (en la comunidad de Potrero Nuevo), El Pital y Puntilla Aldama.
“No creo que se hayan incrementado, al contrario, yo creo que han descendido. Había un grupo que operaba en la zona y se ha ido desintegrando, de gente que de manera sistemática robaba. Desaparecieron, mataron, al principal involucrado, al cabecilla”.
Sin embargo, la banda delictiva tiene intenciones de reagruparse y, por ello, se busca la forma de evitar que eso ocurra.
COMPRAN ARMAS LARGAS
En Zongolica, la situación es distinta. La policía comunitaria tiene autorizaciones para portar armas largas.
Allí, operan alrededor de mil elementos de guardias comunitarias, para contribuir a garantizar la seguridad de sus pobladores.
Incluso, hay más guardias comunitarias qué elementos de la Policía Municipal.
De acuerdo con el presidente municipal, Juan Carlos Mezhua Campos, se cuenta con solo 68 elementos de la Policía Municipal.
“Pero básicamente tenemos una organización comunitaria, tenemos cerca de mil policías auxiliares, en cada comunidad tenemos ojos, los jefes de manzana”, ha declarado el edil.
Y es que entre cinco y diez policías auxiliares se encuentran en cada una de las 158 comunidades.
Las guardias comunitarias están integradas también por directores de escuelas, quienes cuentan con un radio para comunicarse con autoridades municipales.
“La policía auxiliar no tiene armas, solamente tiene las armas que utilizan para sus trabajos normales, como son machetes”.
Sin embargo, se han destinado cerca de tres millones de pesos a la compra de armas largas.
“Recientemente recibimos una dotación de armamento por parte de la Secretaría de Seguridad Pública del estado y nosotros a parte hicimos una solicitud de compra de materiales”.
RETENES COMUNITARIOS
Dicha organización entre ciudadanos y autoridades municipales ha permitido que disminuyan los delitos de alto impacto en el municipio de Zongolica.
Este esquema de seguridad ha sido similar al aplicado en Soledad Atzompa, municipio que fue azorado por el crimen organizado durante el sexenio de Javier Duarte de Ochoa.
Allí se instalaron módulos de vigilancia donde se detecta a personas ajenas al municipio, quienes son cuestionadas sobre su visita para evitar la presencia de delincuentes, sobre todo de quienes se dedican al narcotráfico.
En Jilotepec no hay guardias comunitarias con armas largas; sin embargo, los pobladores se organizaron en policías comunitarias ante los constantes robos y secuestros que se habían registrado, principalmente en la localidad de La Mancha.
También hay retenes y la gente vigila las calles con una sirena que activarían en caso de algún hecho delictivo, para que todos los pobladores salgan de sus casas y se defiendan con machetes, palos y piedras.