Naolinco en crisis por desabasto de agua

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-Se secó la cascada y disminuyó el abasto del manantial Agua Santa

Por Williams Cortez

El desabasto de agua ha provocado la peor crisis en su tipo que padecen los habitantes de este municipio, acostumbrados a no tener agua, pero que ahora suman hasta tres días sin el líquido.

En la zona centro y la parte alta del poblado se carece de agua, no la tienen ni para beber ni para el uso diario.

Así han estado viviendo desde hace un mes, deseando que llueva para que los cuerpos de agua se llenen y vuelvan a tenerla en las llaves de sus viviendas.

El pasado 15 de mayo llovió, pero resultó insuficiente para que los afluentes se llenaran.

La situación empeoró con el aumento en las temperaturas, la cascada se secó y también disminuyó considerablemente el volumen del manantial Agua Santa, último reducto de agua potable para los cerca de 20 mil habitantes.

Algunos de los afectados cuentan que aunque el estiaje ocurre cada año, esta es la primera vez que viven una crisis de esta magnitud durante los últimos 40 años. “No tenemos nada de agua”, dicen.

CASCADA SECA

Naolinco se ubica a unos mil 540 metros sobre el nivel del mar, a media hora de Xalapa viajando por carretera; se trata de una región montañosa con clima fresco que en esta temporada pasó a ser una de las más calurosas de la región de Xalapa, registrando temperaturas que han superado los 33 grados centígrados.

Desde hace un mes se secó la cascada de Naolinco, uno de sus principales atractivos turísticos. La última vez que cayó el agua fue por una lluvia ligera que solo humedeció las rocas de la montaña.

Hasta hace poco, desde El Mirador solían observarse dos cascadas, esa y otra de agua sucia.

Ahora los turistas que llegan al mirador se sorprenden al ver que la primera de las cascadas no tiene agua, se limitan a observar el acantilado seco y a las aves sobrevolar donde corría el afluente, también escuchan a los coyotes aullar de sed entre los árboles.

Por la otra cascada caen miles de litros de agua de drenaje altamente contaminada con el suero de leche proveniente del vecino municipio de Miahuatlán, productor de quesos y carne de res.

En Naolinco se ve a los becerros echados en la hierba buscando sombra, algunos meten la lengua en sus cuencos vacíos.

RIÑAS POR EL AGUA

El señor Juan Carlos Castro Reyes recuerda que la sequía del año pasado no se compara con la que está viviendo hoy junto con su familia, pues ahora “no cae nada de agua y los calores han estado muy tremendos”.

Su hogar se encentra cerca del mirador, allí tienen cerca de dos meses sin  agua potable, “cae cada 20 o 25 días y no nos abastece porque es una cosita de nada la que va cayendo”.

Dice que las pipas que eventualmente envía el gobierno municipal no abastecen a todas las colonias y que el río La Gravera (por el rumbo a Xalapa), de donde también se abastece a Naolinco se encuentra en sus niveles más bajos.

Por ello es que a diario debe acudir con carretilla y diablitos a acarrear los garrafones de agua al manantial La Agua Santa.

Juan Carlos Castro agrega que en ese punto se han registrado riñas entre los aguadores y los rancheros que llegan a bordo de camionetas con hasta 50 garrafones a abastecerse.

ABRÁNLE A LAS VÁLVULAS

La señora Martha Martínez dijo que el desabasto de agua le ha complicado la limpieza de su hogar y el aseo de los 5 miembros de su familia.

Comenta que para lavar su ropa debe caminar hasta un kilómetro y otro tanto para ir a acarrear el agua para beber.

“Ya estamos acostumbrándonos a no tener agua y a medio bañarnos”.

Responsabilizó al Ayuntamiento de excusarse en “problemas en las tuberías” para no abrirle toda la presión a las válvulas de la red de agua potable y por ello no alcanza a subir a la parte alta del municipio.

En lo que sí ha gastado mucho dinero el Ayuntamiento, agrega la mujer, es en la construcción de un nicho de Agua Santa, la colocación de las letras turísticas y en la celebración de un Carnaval, sin importarle dejar a la población sin el líquido.

CON LA AYUDA DE FILEMÓN

Precisamente en el manantial de Agua Santa, a la entrada del pueblo, se ha erigido una construcción con tomas de agua y espacio de sombra para facilitar a los lugareños el llenado de garrafas y bidones. A él acuden los llamados “aguadores” para acarrear agua en sus burros, caballos, diablitos y carretillas.

“Aquí llenamos los cantaros y los llevamos a vender a 7 y 8 pesos el garrafón de 20 litros, ahorita no es redituable porque antes hacíamos 6 o 7 viajes, ahorita solo hago dos viajes”, comenta Ermilo Zárate, uno de los 15 aguadores que se encuentran allí. A él le ayuda su burrito Filemón, en cuyo lomo cuelga hasta diez bidones llenos.

Cuenta que aunque nunca ha dejado de brotar el agua del manantial, este año sube muy poca y lo hace con baja presión. “No hay agua ahorita en las casas y todo mundo acude a este manantial a abastecerse. Esto ya es permanente. pero empeoró de enero para acá”.

El servicio de abastecimiento por parte de los aguadores inició hace unos 25 años o más. Son ellos quienes llevan sus cargas hacia la zona centro y a colonias de la parte alta, Amalia Pabello, Barrio de Los Aguacates y Niños Héroes.

ALCALDES SIN VISIÓN

Por su parte, Raúl Meza Martínez, quien es originario de este lugar, responsabilizó a todos los exalcaldes y a su falta de visión por haber permitido que el desabasto de agua fuera empeorando con el paso de los años, al grado de llevarlos a la situación actual.

También dijo que aunque en su momento todos los exalcaldes “han agarrado de bandera política el agua”, no han hecho nada para resolver el problema.

“Les ha faltado visión de todos ellos, por ser los responsables de manejar el presupuesto público y construir las obras públicas que requiere el municipio”, agrega.

Y es que Raúl Meza, piensa, como otros habitantes, que en Naolinco se debe construir una represa en donde almacenar miles de litros de agua que les permita afrontar las temporadas de estiaje.

Dice que aunque se trata de un proyecto ambicioso y costoso, sólo así podría resolverse el problema en un largo plazo.

“Agua, sí hay agua, si almacenáramos el agua en una represa jamás existiría el desabasto”.

TODA LA OBRA POR EL AGUA

Raúl Meza recuerda que la falta de agua inició cuando él era niño; cuarenta años después el problema que se vive en Naolinco es mucho mayor.

“No habíamos tenido una crisis como esta desde hace más o menos unos 10 años, cuando pasaban las pipas a regalar el agua en las cubetas”.

Considera que de continuar la problemática llegará un momento en el que los ciudadanos tengan que reunirse y firmar un documento para que el presidente en turno invierta todo el presupuesto público en una obra de gran impacto, aunque no realice ninguna otra obra pública.

Y es que, insiste, “Naolinco puede vivir sin obras, pero sin agua definitivamente no podemos vivir.”

Para suerte de él y la mayoría de los naolinqueños les queda un nacimiento de agua, del cual se abastece todo el pueblo, a todas horas se ve a decenas de personas haciendo largas filas aguardando su turno para llevar sus garrafones y bidones.

Pasa del mediodía y en el cielo de Naolinco se aprecia una ligera capa gris de humo proveniente del incendio forestal de la sierra compartida por los municipios de Yecuetla y Juchique de Ferrer, ambos localizados a una media hora de distancia de Naolinco.

El fuerte sol y los 33 grados de temperaturas que se registran desalientan a varios de los entrevistados. “Hoy tampoco va a llover”, dice uno de ellos.