Deja de ser negocio arte callejero en Xalapa
Por Juan David Castilla Arcos
Rafael Sánchez toca el saxofón para cientos de personas que caminan en bajos de Palacio de Gobierno.
Se trata de un artista urbano, de 62 años, que ambienta con su música la calle Juan de la Luz Enríquez de esta capital veracruzana, desde hace cinco años.
Lleva consigo una bocina donde reproduce pistas de acompañamiento y un cuaderno lleno de partituras, para cada canción que toca.
El señor aprendió a tocar varios instrumentos hace muchos años, incluso accedió a estudios profesionales de música.
Sin embargo, ahora se especializa solo en el saxofón, también conocido como saxófono o simplemente saxo; un aparato musical cónico, de la familia de los instrumentos de viento-madera.
Don Rafa empezó a tocar el saxofón en calles de Cancún, una ciudad importante por el atractivo turístico de sus playas que se encuentra en el estado de Quintana Roo.
Después de un tiempo, el oriundo de Coatepec decidió establecerse en Xalapa para ganar unos pesos y llevar el sustento a su familia.
“Tengo familia. Hay otros apoyos, mi esposa también estudió y ya se jubiló, ya se pensionó. Mi hijo ya trabaja”.
Se coloca en un lugar visible del Centro Histórico para ser escuchado y posiblemente contratado para distintos eventos privados.
“Me dedico a la música y al comercio a veces”, menciona el entrevistado, mientras algunos transeúntes se agachan para dejarle una moneda.
POCAS GANANCIAS
El señor ha orquestado sus melodías en restaurantes, cafés y fiestas particulares.
Tiene un porte de jazzista. Los rizos de su cabello son cubiertos con un sombrero blanco, que hace juego con un chaleco del mismo color y que contrasta con su pantalón negro de vestir.
“Me gusta tocar lo que tengo, también me gustaría estudiar jazz, pero eso requiere mucho más tiempo”.
Rafael coloca el estuche abierto de su instrumento sobre el pasillo, para que los transeúntes le arrojen una o varias monedas.
“Uno toca lo que cree que le gusta a la gente, se escogen las cosas. Me gusta estar aquí”.
Entre billetes antiguos, tanto mexicanos como extranjeros, cuelga una cartulina, color verde fosforescente, donde se lee la leyenda: “Gracias. Dios te lo duplique”.
El músico considera que ser un artista urbano ya no es negocio, pues durante cuatro horas de tocar su instrumento, solo logra reunir poco más de 100 pesos.
“La situación es difícil también. Tal vez fuera conveniente pero todo el día, yo vengo solo tres o cuatro horas. Pues no es que haya sido negocio, al principio tal vez era negocio, pero ya no”, relata.
A su juicio, hay quienes sí lo consideran un negocio; sin embargo, después de varios días de intentarlo, se dan cuenta de lo contrario y se retiran.
“Piensan que ahí está el pan y no es así. Hay competencia por lo mismo de que piensan que es negocio, se les hace fácil y no es tan fácil”.
PERSECUCIÓN
Rafael Sánchez cree que muchos músicos se ven obligados a darse a conocer en las calles por falta de foros o espacios para ello.
El artista carece del apoyo gubernamental para explotar su talento.
Recuerda que durante la administración municipal de Elizabeth Morales García los artistas urbanos sufrieron persecución por parte del gobierno.
Y es que, por instrucción de un inspector de comercio, los músicos estaban siendo retirados de la vía pública.
Lo anterior, pese a que su actividad es notoria en calles de importantes ciudades de Estados Unidos como Nueva York, San Francisco, Los Ángeles y hasta en la Ciudad de México.
El saxofonista recuerda que desde aquel incidente con inspectores de comercio, los artistas urbanos no han vuelto a ser molestados mientras tocan en el centro de Xalapa.
“Se aclaró que esto no es comercio, comercio es la compra o venta de un servicio o un artículo en determinada cantidad, a cambio de determina cantidad y yo no estoy vendiendo nada”.
Incluso, su actividad ha sido reconocida también por otros funcionarios, como el expresidente municipal de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil.
“El señor Ahued una vez me felicitó, porque valora esto, esto debería de tener un apoyo”.
APOYO GUBERNAMENTAL
En ese tenor, cree que el gobierno podría brindarles algún apoyo para que los artistas continúen siendo un atractivo turístico en la ciudad.
“No para que sea negocio. A veces hay muchos pero no duran, algunos lo hacen como pasatiempo, no por necesidad, y uno sí lo hace porque necesita el apoyo”.
Diversos artistas se han pronunciado a favor de que haya más espacios en la capital del estado, donde puedan dar a conocer su talento.
Los gobiernos han buscado que el estado presente un crecimiento cultural.
Sin embargo, en esta ciudad, muchos músicos tienen que tocar en las calles o hasta en unidades del servicio urbano.
Aunque las ganancias dejaron de ser buenas, algunos de los artistas necesitan trabajar de esa manera para garantizar el sustento a sus familias.
Don Rafa solo toca cuatro horas al día, pero hay otros músicos que permanecen casi la mitad del día en las calles para recaudar más fondos.
La respuesta de la gente ha sido positiva. El saxofonista consideró que los ciudadanos prefieren escuchar música que los cláxones de los automóviles.
CRISIS ECONÓMICA
La población xalapeña consideró que es agradable escuchar a los artistas urbanos que tocan algún instrumento en el Centro Histórico de la ciudad.
Sin embargo, reconoció que muchas veces no pueden darle una moneda a los músicos por falta de recursos económicos.
“No siempre puedo darles una moneda, la crisis ha empeorado y muchas veces ese dinero se utiliza para algo de primera necesidad”, relata Sofía Morales, una empleada.
En un sondeo, la gente también opinó que los músicos deben ser apoyados por el gobierno estatal y municipal con espacios dignos para que los pobladores puedan apreciar su talento.
“Deberían de promover más la cultura y poner más espacios y también artistas urbanos como una atracción del turismo”, comenta Luis Soto Santiago, otro transeúnte.
Algunas personas reprobaron que los artistas, a pesar de haber cursado estudios superiores en el ámbito de la música, tengan que tocar en las calles para darse a conocer.
“Todo el mundo en la calle, pidiendo una moneda, pudiendo trabajar en algún lado, en apoyo nunca va a venir del gobierno”, añade Rogelio Ávila Marín, un jubilado.