Triste vejez para muchos abuelitos
Algunos ancianos, muy pocos, del municipio de Álamo Temapache, resuelven de algún modo sus necesidades alimentarias sirviendo en los almacenes de la ciudad empaquetando la mercancía a cambio de algunas monedas. Otros se dedican al comercio, ofreciendo sobre todo frutas de la temporada, sentados donde pueden, exhibiendo su magra mercancía ante la mirada desaprobadora de quienes dicen tropezarse con sus puestos improvisados.
Es la cara de la pobreza. Personas que antaño ganaban lo suficiente para vivir con cierta holgura, ahora pasan penalidades porque han de sobrevivir con su esfuerzo, pues muchos de ellos no son bien acogidos por sus propios hijos y demás familiares.
Al Desarrollo Integral de la Familia llegan historias estrujantes donde el anciano sin recursos deambula por la calles porque los familiares no le quieren. A veces buscan refugio con personas caritativas que les proporcionan ‘un rincón’ dónde dormir pues, por lo general los parientes afirman que el anciano en su juventud les abandonó o les dio malos tratos.
Así que estos parientes de los ancianos enfermos, de alguna manera se desquitan del proceder de antaño y son varios los casos en que se han visto a esos viejos merodeando por la iglesia, en busca de la compasión ajena, hasta que fatalmente mueren, de estos casos se pueden detallar muchos.
En el otro ángulo de la noticia, es posible ver a gente de edad que solidariamente se reúne en clubes, de la ciudad y de las comunidades y cotidianamente conviven en franca armonía, todos ellos son apoyados por el DIF de la localidad. Es triste llegar a viejo, pero más triste es no llegar a viejo, dice un humilde vendedor, que vende papayas en carretilla por la calles de la ciudad.