Beber refrescos no es hidratarse

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COATZINTLA

 

Aunque pueda sentirse sensación de placer o de satisfacción lo cierto es que beber refrescos embotellados no es sinónimo de hidratación, algo que debe vigilarse sobre todo, durante esta temporada de intenso calor.
De acuerdo con información divulgada por el Sector Salud y que deriva de innumerables estudios científicos, los refrescos son “calorías vacías” y no representan beneficios para la salud; por el contrario, existe abundante evidencia de efectos adversos.
Varios análisis que evalúan en conjunto toda la evidencia científica internacional disponible, muestran que beber regularmente refrescos lleva a un mayor consumo de calorías, a una menor calidad de la dieta, al aumento de caries dentales y del riesgo de obesidad y de diabetes mellitus tipo 2.


Uno de los posibles mecanismos mediante los cuales los refrescos conducen a la obesidad es su pobre capacidad de generar saciedad; ya que a diferencia de los alimentos sólidos, no producen «compensación dietética».
La «compensación dietética» es la reducción involuntaria de la ingestión de calorías en comidas subsecuentes (entre comidas) y es uno de los mecanismos que nos defienden de la obesidad.
Por ejemplo, si después del desayuno ingerimos una quesadilla con un aporte de 150 Kcal (o cualquier alimento sólido), durante la comida tendremos una disminución involuntaria de consumo de aproximadamente 150 Kcal. Este fenómeno no ocurre con los líquidos, por esta razón si consumimos una lata de refresco de 355 ml que aporta 150 Kcal. entre comidas, el consumo de calorías totales durante la siguiente comida será igual que si no hubiéramos bebido el refresco; es decir, no hay «compensación dietética».
En resumen, si bien la diabetes es multifactorial, es claro que los refrescos aumentan el riesgo de obesidad y de concentraciones elevadas de glucosa en la sangre; estos factores contribuyen con 26% del total de muertes en México.