México no está preparado para el clima extremo
* Urgen a cambiar política hídrica
* Sequía, inundaciones, muertes y otras afectaciones por la crisis climática evidencian que acciones en la materia no han sido suficientes
AGENCIAS
MÉXICO
Luego de una sequía que se ha extendido por años, la temporada de lluvias ha representado un respiro para el país. Sin embargo, las precipitaciones, lejos de ser captadas y almacenadas para necesidades venideras, o de ser dirigidas a los acuíferos, desbordan ríos, anegan localidades y provocan afectaciones como deslaves, muchas veces con víctimas mortales.
En el último mes, las lluvias han provocado al menos 17 muertes en estados como Nuevo León, donde la tormenta Alberto impactó (4); Puebla (1), Oaxaca (3), Guerrero (1), Chiapas (4), Veracruz (2), Estado de México (1) e Hidalgo (1).
Además, las precipitaciones han causado afectaciones en el campo. En Campeche, productores de papaya, cítricos y calabaza chihua, principalmente, pidieron apoyo ante la inundación de hectáreas enteras debido a las lluvias torrenciales generadas por Alberto y el huracán Beryl, mientras que en Chiapas, primer lugar nacional en cultivo de café y plátano, la Unión de Ejidos de Suchiate llamó a declarar estado de desastre.
Pero los efectos que el cambio climático puede tener en nuestro país, a través de fenómenos extremos que van de la sequía a las inundaciones, no son nuevos.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), desde la década pasada se advirtieron efectos para la agricultura, derivados del aumento en las temperaturas y disminución de las precipitaciones, como la pérdida de fertilidad del suelo; también hídricos, como temporadas secas más extremas y prolongadas y, por otra parte, precipitaciones más intensas y frecuentes que incrementan el riesgo por inundaciones. Asimismo, un alza en el nivel del mar y de la intensidad de los ciclones, lo que pone en riesgo a localidades costeras.
Pese a las alertas, especialistas consideran que las afectaciones en el país debido a la sequía prolongada y la llegada de las lluvias y las inundaciones evidencian que las acciones en materia de infraestructura no han sido suficientes para hacer frente al impacto del cambio climático.