SERPIENTES Y ESCALERAS

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Samuel el frívolo y el voto joven

SALVADOR GARCÍA

A tres días de que arrancaron las precampañas, el aspirante de Movimiento Ciudadano a la Presidencia de la República, Samuel García, no ha salido, literalmente, de su zona de confort y apenas si ha tenido un par de eventos entre la macroplaza de Monterrey y las ciudades de Saltillo y Monclova en la vecina Coahuila. Pareciera como si el gobernador con licencia no quisiera alejarse, por el momento de Nuevo León, por aquello de su guerra política con el Congreso, y prefiriera estar cerca y cuidando la base, mientras sus dos contrincantes, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, ya empezaron a recorrer varios estados de la República.

Y es que Samuel también le apuesta a un modelo de campaña distinto al de las dos precandidatas de Morena y el Frente Amplio por México. Con una estrategia mucho más centrada en las redes y en la influencia de su esposa Mariana Rodríguez, el precandidato naranja no buscará encabezar grandes mítines ni llenar plazas, sino más bien tener reuniones y eventos orientados al sector que será sin duda su target electoral: los jóvenes que votan por primera vez y que se estiman en 15 millones de electores, que constituyen un electorado virgen que díficilmente se identificará con Morena, porque a diferencia del 2018 ya son gobierno y cargan con el desgaste del poder, y mucho menos con el PRI-PAN-PRD a los que las nuevas generaciones identifican con corrupción y malos gobiernos, ante el discurso reiterado todos los días desde Palacio Nacional.

Sea o no un candidato real o un aliado de López Obrador, el discurso de Samuel atrae naturalmente al sector más joven de la población, que no sólo se identifica con él por su edad, sino también porque lo vincula a temas de futuro, como el impulso a las inversiones de Tesla en su estado, su estilo desparpajado y poco formal, y sobre todo su manejo de redes sociales que conectan directamente con esa parte del electorado. En un panorama en donde Sheinbaum sólo repite su trillado discurso de “ponerle segundo piso a la transformación”, mientras que Xóchilt Gálvez les habla de una cultura del esfuerzo que muchos de ellos ya no entienden ante la inmediatez con la que viven y acceden a los satisfactores en la era tecnológica, es natural que los jóvenes se identifiquen más generacionalmente con un candidato plástico y casi virtual como es el emecista.

Eso lo sabe muy bien el precandidato García y su principal estratega de campaña que es su esposa. Por eso hacen anuncios que al resto de los electores les parecen tan bobos y superfluos como que piensan recorrer el país en su Tesla, en el que ya suben videos planeando sus paradas de campaña. La mayoría dirá que eso es frivolidad pura, pero para un joven que recién cumple los 18 y aún no rebasa los 22 años, eso es algo completamente aspiracional y, el simple hecho de que alguien maneje uno de esos vehículos eléctricos producidos por el magnate Elon Musk, es algo que a ellos les provoca admiración y respeto.

Y habrá quien diga que Samuel es un “candidato sin sustancia”, un “político sin experiencia” y un “gobernador que dejó su estado con problemas de agua, violencia y un ambiente de autoritarismo”, pero eso a una generación como la que hará uso por primera vez de su prerrogativa del voto no es algo que le preocupe o incomode. A estos jovenes que recién estrenan su credencial de elector no les dicen nada o casi nada las ideologías, ni de izquierda ni de derecha; para ellos los políticos experimentados, son sinónimo de corrupción y pasado, y su evaluación de una figura pública como el gobernador de Nuevo León, no se basa tanto en la información crítica sobre su desempeño, sino más en la imagen de mercadotecnia que este personaje ha logrado vender a través de las redes sociales con sus jingles y frases huecas como el “Nuevo, Nuevo León”.

Así que, eso que Dante Delgado llamaba “candidatos disruptivos”, en realidad terminará siendo una campaña que apueste a la frivolidad, a la estrategia mediática y de redes sociales, a las propuestas grandilocuentes y a explotar el carisma y la juventud de su candidato norteño que, extrapolado al resto del país, tratará de vender un milagro ficticio y falaz en Nuevo León. Pero su público objetivo, principalmente jóvenes y mujeres, no necesariamente serán los más críticos ni exigentes a la hora de dejarse seducir por un par de regiomontanos fresas que saben hacer muy bien su show y en el que Samuel aparece como el patiño de su astuta esposa y, con su pequeña niña en brazos, transmitirán la imagen de una familia joven que ve al futuro y que les ofrece a los mexicanos, sobre todo a los menos críticos e informados, el sueño de que todo México llegue a ser como su querido San Pedro Garza García, casi como una colonia estadounidense en territorio mexicano.