OPINIÓN / LAS MUJERES EN SHAKESPEARE / ADRIANA MALVIDO
En su Introducción, Martín Casillas de Alba cita a Boccaccio: “Las mujeres aman con mayor profundidad que los hombres”. Si el escritor italiano medieval narró en El Decamerón las historias que se contaron un grupo de personas refugiadas en una casa de campo durante la peste bubónica de 1348 en Florencia, el escritor y editor mexicano decidió reunir en un libro las pláticas que, durante el confinamiento por el COVID 19, impartió acerca de William Shakespeare.
Reconocido especialista en la obra del dramaturgo y poeta británico —escribió antes La conquista del liderazgo (basado en Enrique V)— decidió en estas conferencias hacer una nueva lectura para poner énfasis en el tema que da título a su nuevo libro Las afortunadas estrellas. Las mujeres en las obras de Shakespeare. Este sale a la luz en la víspera del aniversario de la muerte del autor de Romeo y Julieta que dejó este mundo el 23 de abril de 1616.
Entre 2020 y 2021, Casillas puso en los personajes femeninos la perspectiva de cada obra. Así, las mujeres pasaron al centro del escenario en 24 capítulos como: “La Nodriza de Julieta y su inocente papel de celestina”; “Cleopatra, reina de Egipto, amante de dos poderosos romanos”; “Ofelia y sus posibles devaneos con Hamlet”; “Rosalinda, una estrella que brilla en este universo”; “Hermione, víctima de la violencia familiar”; “Miranda, la joven que descubre un nuevo mundo”; “Crésida, supuesto modelo de la mujer infiel”; “Lady Macbeth, lista para que su marido cumpliera sus deseos”; “¡Bésame Catalina!, o cuando el domador es domado”; “Desdémona, víctima de los celos”; “Las dos alegres comadres que doblegan a Sir John Falstaff”…
En cada capítulo, Casillas intercala escenas clave en las piezas de Shakespeare con sus propios comentarios acerca de las protagonistas y nos invita a mirar la puesta en escena con esa lupa. No es aquí el Rey Lear el protagonista, sino su hija menor, Cordelia. La intención es que los y las lectoras conozcan “la trama de las obras de teatro como si las estuvieran viendo en vivo y en directo”. Detalla características de cada una. De Cleopatra, por ejemplo: “era muy buena conversadora y tenía el don de contar historias breves y contundentes. Era culta y, por eso, conocía todos los dialectos de Egipto y no necesitaba traductores; era divertida, ágil con mucho ingenio y sentido del humor”. De ella y Antonio: “Once años disfrutaron del poder y del amor, de sus juegos, de una vida frívola en donde se atrevían a hacer cosas que nunca hubieran hecho en Roma”.
Shakespeare, comenta Casillas, sabía cómo es que vivían las mujeres en su tiempo (1564-1616) “y por eso, se atrevió en varias de sus obras a mostrarlas de tal manera que las que iban al teatro pudieran colmar las grietas de su alma, proyectándose con las que veían en escena, libres, seguras de ellas mismas, independientes y en algunas ocasiones liderando situaciones o provocando la guerra allá en la Edad Media”.
Cuenta Casillas que Tatiana Ortiz Monasterio, una de las asistentes a sus pláticas por Zoom, le pidió copia de sus conferencias para distribuirlas entre mil mujeres privadas de su libertad que luego le enviaron sus comentarios por escrito. Y el teatro cobró nueva vida. Tanta, como las mujeres en Shakespeare que viajan desde el siglo XVII al XXI para respirar en Kindle o en impresión bajo pedido vía Amazon.