Opinión / En EU honran a Katie Ledecky, su histórica nadadora; en México, tienen a sus nadadores en el olvido / Nelson Vargas
El deporte, como les he contado en varias ocasiones, es mi pasión y mi vida. Eso lo comprendí hace décadas cuando laboraba en el Seguro Social, un espacio donde viví el poder unificador y armonizador que brinda estar en torno a la práctica deportiva, cualquiera que sea, pero que sea deporte.
Además, viví cómo disminuye la segregación social, el racismo y la discriminación, pues en los pódiums se sube el mejor y el mejor se traduce en aquel atleta que tiene más disciplina y constancia. Allí, cuando tuve en mis manos cientos de pequeños que llegaban con sueños por cumplir, entendí, que el deporte es la mayor herramienta de transformación social.
Cada día que trabajo para el deporte, los entrenadores, los atletas y las familias, comprendo que es así, pero hoy, más que nunca, reafirmo mis convicciones, cuando me entero de que la múltiple medallista del mundo y olímpica, Kathleen Genevieve Ledecky, más conocida como Katie Ledecky, fue condecorada con el más alto honor entregado en Estados Unidos: La Medalla Presidencial de la Libertad, en esta ocasión de manos del presidente Joe Biden.
En la ceremonia de la entrega de este reconocimiento, no había más que una gran sensación de respeto por Ledecky y lo que hizo en la natación por Estados Unidos. Se percibía orgullo, alegría de compartir este momento con la deportista. Ojalá pudiéramos vivir lo mismo en nuestro país algún día.
La entrega de este premio se hace exclusivamente a grandes personalidades que, por su contribución meritoria, en: seguridad, intereses nacionales, paz mundial, cultura, deporte o iniciativas privadas, lo merecen. La ceremonia que se llevó a cabo el pasado 3 de mayo se consolida en un respaldo más al deporte como herramienta de transformación social.
Desde hace 78 años se entrega este reconocimiento. Desde 1946 cuando fue la primera entrega se han tenido en cuenta a los grandes atletas del deporte, los más recientes han sido en 2005 a Muhammad Ali, en 2016 a Michael Jordan, y en 2019 a Tiger Woods. Deportistas que han estado al nivel de personalidades como Walt Disney (1964), Nelson Mandela (2002), Martin Luther King (1977) y la Madre Teresa de Calcuta (1985), entre otros.
Esto me deja grandes reflexiones, mientras en otras naciones se unen para exaltar y trabajar por el deporte, y se está reconociendo la entrega de sus atletas, los triunfos a nivel mundial y la contribución a una sociedad consolidándose como líderes de los niños y la juventud, en México, mi país, por el que he trabajado día tras día, no contamos con un camino claro, con una guía llena de objetivos para mejorar, ni con estrategias que nos permitan apoyar de mejor manera a nuestros atletas.
Desde que iniciaron las problemáticas en la natación me ha dolido en lo más profundo del alma, pero sigo trabajando por el deporte de mis pasiones con entrega, dinamismo y muchísima disciplina, con el único objetivo de que cada nadador mexicano se consolide en eso que hoy le fue reconocido a Katie Ledecky: Su lucha, sus méritos, pero sobre todas esas cosas, que transforma cada brazada y cada medalla en un ejemplo a seguir para la juventud de su país.