ENTRE OVNIS Y ALIENS: / Te robaron tu Alma y te dijeron que era tu Personalidad / MARCIANO DOVALINA
No vinieron del cielo, no bajaron en platillos, no hicieron falta luces ni naves, te abdujeron desde adentro y fue tan perfecto, tan quirúrgico, tan cotidiano, que no te diste cuenta, creíste que eras tú.
Te instalaron un miedo, lo disfrazaron de carácter, te implantaron culpa, la llamaste “conciencia”. Te llenaron de ruido, trauma, herencia, programación, mandatos, televisión, escuela, dogma, influencer, padres rotos, política emocional.
Y al final, tú, alma infinita, chispa primigenia del universo, te convertiste en una copia obediente con wifi.
Eso es la abducción real.
Un asalto invisible que ocurre mientras haces fila en el banco,
mientras repites frases como “así soy yo” o “es lo que hay”, mientras te olvidas de sentir lo que sientes porque hay que “seguir adelante”.
¿Dónde quedó el alma?
Esa entidad sagrada, inmortal, la joya central de tu ser la convirtieron en una batería recargable, una fuente de energía para entes que no sienten,
pero consumen, seres sin alma, pero con tecnología, arquitectos del vacío.
Porque el alma es la moneda más codiciada del universo y tú, que la portas sin saberlo, eres la presa perfecta no buscan tu cuerpo, eso se pudre, no quieren tu mente. Eso se reprograma, quieren lo que no se puede fabricar: tu conexión con lo eterno.
Y no hablo de religión, ni de new age, ni de discursos motivacionales con fondo de música épica, hablo de la energía pura que vive detrás de tus ojos cuando todo se apaga, lo que nunca nació, lo que no puede morir: Tu alma.
Pero te la fueron cubriendo, capa tras capa, trauma tras trauma, narrativa tras narrativa, hasta que olvidaste que la tenías y un día, ya no supiste si eras tú o un personaje más, un modelo más de humano domesticado.
Y ahí, en ese olvido,
es donde se alimentan.
La abducción es real, pero no es espectacular, es silenciosa.
Psicológica, simbólica, es una pedagogía del olvido.
Y solo hay una forma de escapar:
Recordar quién eres, despertar en medio del sistema operativo, cerrar los ojos no para dormir, sino para mirar hacia donde nadie mira.
Donde habita lo que no puede ser tocado, donde el alma grita, espera, resiste.
No necesitas que venga una nave a buscarte, necesitas volver a habitarte, porque el cuerpo es prestado, la mente es educada, pero el alma el alma es lo único que sigue siendo tuyo.