Francisco Garfias - Alerta en CU

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Día 41. Seguimos sin noticias de los 43 normalistas que nos faltan. La agitación crece. Los focos rojos también. De poco ha servido la captura de la pareja Abarca-Pineda, o que el exalcalde de Iguala ya se encuentre en el penal del Altiplano.

Las manifestaciones se multiplican. Los actos de vandalismo también. Hay caos, protestas, bloqueos carreteros, huelgas de solidaridad en múltiples planteles educativos.

Unos 60 encapuchados quemaron ayer la estación del Metrobús en Ciudad Universitaria. Es la confirmación de que en esa casa de estudios hay un foco rojo. La confesada preocupación de las autoridades universitarias está más que justificada.

Ya tomaron Radio UNAM, TV UNAM, bloquearon Insurgentes Sur en todos sus carriles, corrieron de las instalaciones a Jesús Zambrano, expresidente del PRD. “Aquí están haciendo algo”, nos dijo hace poco, la voz trémula, un altísimo representante de la Universidad Nacional.

 

El terreno está abonado para que la inconformidad que provoca el misterio de los desaparecidos de Ayotzinapa se extienda hasta volverse incontrolable.

Nada se podrá hacer si el gobierno no encuentra ya a los normalistas. Vivos o muertos.

·         La niña no llegaba a 20 años. Vestía ropas modestas como todos sus compañeros que participaban en la manifestación de Los Pinos al Zócalo, en solidaridad con los normalistas desaparecidos.

No dijo su nombre, pero se identificó como estudiante del CCH-Naucalpan.

Se acercó a nosotros y nos entregó una hoja escrita con plumones de distintos colores en la que se leía: “Si el crimen es pensar, la UNAM es criminal”.

La escena ocurrió en los carriles centrales de avenida Reforma, a la altura de la calle de Praga. Por allí pasaba la nutrida manifestación, encabezada por familiares, que reclamaba la aparición con vida de los normalistas desaparecidos.

Los goyas y los huélums se mezclaban con las consignas del SME, CNTE, Panchos Villas, Atencos, y Morenos y Anarcos. Una explosiva revoltura reunida alrededor de una demanda mayor: vivos se los llevaron, vivos los queremos.

La pancartas y leyendas hablaban en contra del Ejército. El caso Tlatlaya puso a los de verde olivo en la mira de los inconformes. “Donde hay militares hay muerte. (LucioCabañas vive..,” leíamos en una.

Otra iba dirigida a los ayotzinapos. “Su dolor es nuestro dolor; su rabia es nuestra rabia”.

El gobierno era blanco principal en las consignas: “¡Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, que el pinche gobierno se tiene que morir!”, gritaban a todo pulmón.

¿Cuántos eran? Muchos, miles. Los suficientes para obligar a las autoridades a redoblar sus esfuerzos de búsqueda.

·         Los Chuchos se han convertido en los villanos favoritos del sexenio, tras la barbarie de Iguala. El reconocido apoyo que dieron a José Luis Abarca para que llegara a la presidencia municipal de Iguala los tiene en jaque, desconcertados y en la mira de sus adversarios internos y externos.

Los trancazos les llueven por todos lados. Jesús Zambrano vivió momentos muy amargos, difíciles de imaginar para un hombre con trayectoria de izquierda.

El exguerrillero fue echado de la UNAM entre gritos de “¡asesino! ”, “¡fuera el PRD!” “Vivos se los llevaron, vivos los queremos!..”

Jesús le reprochan haberse reunido con Abarca después de la muerte de seis personas y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Francotiradores internos, como la senadora Dolores Padierna, lo acusan de haber ayudado a la fuga del enemigo público número uno.

La diputada bejaranista Aleida Alavez aprovecha la coyuntura y les cobra la factura por no acompañarla en su intención de presidir la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Repite que Iztapalapa es una delegación controlada por Los Chuchos.

Hacia adentro de la corriente las posturas son encontradas.

Mientras Jesús Ortega, líder de Nueva Izquierda, dice que el PRD asumirá su responsabilidad política por haber postulado a Abarca, el presidente del partido, Carlos Navarrete, asegura que su agrupación política “nada tiene que ver con este personaje”.

“Que lo hayan detenido en Iztapalapa no dice nada de ninguna vinculación con el PRD”, puntualizó Navarrete.

Y es que el hecho de que a la pareja Abarca-Pineda haya sido capturada en Iztapalapa. Desató una feroz campaña contra todo lo que huela a PRD. Los golpes vienen de dentro y de fuera.

Los alegatos que escuchamos en contra del mayor partido de izquierda no tienen solidez. Están basados en razonamientos maniqueos:

El exalcalde de Iguala buscó refugio en Iztapalapa. La delegación es un bastión del PRD y de El Peje. La gobierna Jesús Valencia, discípulo de Marcelo Ebrard. Por lo tanto, lo protegieron.

“Tanto que colaboró el PRD y miren como le pagan…”, ironizó Ricardo Monreal, diputado del MC y exmiembro de este partido. El gobierno se equivoca en su estrategia de culpar al PRD, remató.

·         Ricardo Mejía no quita el dedo del renglón. El diputado del MC insiste en la recolección de firmas de diputados para que se le retire a la ministra de la Corte, Olga Sánchez Cordero, la medalla al mérito cívico Eduardo Neri.

“Ya van 100 firmas. Incluyen algunas de legisladores que votaron a favor”, nos dijo ayer.

Hay rúbricas de cuatro partidos: PAN, PRD, PT y Convergencia.

La izquierda no le perdona a Sánchez Cordero “haber negado al pueblo de México” la posibilidad de consultar la Reforma Energética. La derecha no quiere a la polémica ministra por “proabortista”.

Mejía nos explicó que la recolección de firmas se mantiene para presionar al presidente de la Mesa Directiva, Silvano Aureoles, a que saque de la congeladora el documento que contiene la solicitud de que se le retire la medalla y que dé turno a la Comisión de Reglamento. Posteriormente, regresaría al pleno para su debate.

Pero eso no va a pasar.

·         Un Chucho que ayer fue la excepción, es el diputado Luis Espinosa Cházaro. Andaba contento. Rindió su informe. Lo acompañaron Silvano Aureoles, presidente de la Mesa Directiva en San Lázaro, y la plana mayor de su grupo parlamentario, encabezada por Miguel Alonso Raya. Pero también el priista Manuel Añorve y el líder del CCE, Gerardo Gutiérrez Candiani.

Lo hizo en Cuajimalpa, delegación que quiere gobernar. En total sumaban alrededor de 30 diputados y delegados. Se organizó posteriormente una comida con dos mil cuajimalpenses. “No cabe duda de que habemos consentidos”, presumió.

Del tema de su carísimo reloj —lo balconearon en Reforma— ni pío.

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