Enrique Aranda - Cincuenta… y contando
Cincuenta días exactos después de los lamentables acontecimientos que costaron la vida a media docena de estudiantes en Iguala y, merced a la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, hundieron al país en la más grave crisis de las últimas décadas, el asunto continúa siendo objeto de especulaciones y, peor, objeto de manipulación por parte de quienes, más que esclarecer la muerte de los primeros y el plagio, o eventual asesinato, de los segundos, parecen no tener más propósito que alterar el orden público y, cada vez de manera más frontal, retar al Estado… en busca de una víctima que les permita escalar su subversivo accionar.
Ahí están las imágenes de sedes gubernamentales e instalaciones públicas o partidarias incendiadas y/o destruidas en Guerrero, Oaxaca y Michoacán o, incluso, en la “pacífica” capital misma del país, para probar lo que afirmamos: que el movimiento social derivado de la legítima demanda de esclarecer la muerte de los jóvenes en Guerrero y la desaparición de los normalistas dejó ya el control del movimiento que, de un buen número de días atrás a la fecha, es liderado por activistas profesionales, embozados y entrenados para generar violencia…
Y ante ello, ni el gobernador-guerrillero Rogelio Ortega Martínez, que hace apenas 20 días asumió como interino, ni el cuestionado Gabino Cué Monteagudo o, en el caso del territorio purépecha, el comisionado Alfredo Castillo o el virtual Salvador Jara Guerrero, han hecho nada para enfrentar el reto que representa la consistente alteración del orden público en las entidades que supuestamente gobiernan. Tampoco en el Distrito Federal el gobierno ha atinado a dar respuesta a la protesta violenta.
En ese y en otros muchos rincones del país, lamentablemente, el sacrificio del derecho de los más, al amparo de una supuesta y mal entendida tolerancia, es ahora el pan de todos los días…
Es verdad, y así lo han venido repitiendo de manera consistente actores de los tres órdenes de gobierno —desde el presidente Peña Nieto hasta el gris sustituto del (aún) impune Ángel Aguirre Rivero— que sólo al Estado corresponde el uso legítimo de la fuerza contra quienes subvierten el orden público y que, en virtud de ello, sólo se recurrirá a esta opción en situación extrema… ¡es el último recurso!, diría alguien.
Esto sin embargo, no debe ignorar a quienes, por millones, observan con desesperación y mal disimulado temor, cómo la paz es trastocada ante la mirada complaciente de agentes del orden, tanto a nivel municipal como estatal y/o federal. De igual forma, es agobiante ver cómo la economía (de todos) asume consecuencias y experimenta un lamentable deterioro. En suma: es alarmante ver cómo la imagen pública del país a nivel internacional viene por los suelos…
(Y esto, vale aclarar, no implica abogar por una represión que nadie quiere y a nadie conviene).
Asteriscos
* Hoy —así lo ha confirmado él mismo— Carlos Navarrete responderá de manera pública ante el reclamo que le hiciera el otrora gurú del perredismo Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano para que dejara la presidencia del sol azteca. ¿En verdad alguien duda cuál será la respuesta del Chucho?
Veámonos el miércoles, con otro asunto De Naturaleza Política.