Yuriria Sierra - Fin de semana

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LOS JUEGOS. Fue una ceremonia verdaderamente hermosa. La inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014 que se realiza en Veracruz, arrancó con un evento inicial en donde, además de mostrar a los países invitados una parte de la mucha identidad que tiene nuestro país, hizo también un llamado a la paz, a la esperanza. Son eventos como estos los que enriquecen una oferta cultural y deportiva, los que ayudan a matizar una coyuntura nacional tan necesitada de una agenda que contribuya a la unión social. Vaya ceremonia la que ofreció Anima Inc., dirigida por Alejandra González.

 

VERACRUZ. Y a propósito de los Juegos, el estado sede para esta ocasión parece coronar, con estos, la que se promueve como una etapa de renacimiento para uno de los varios territorios nacionales que por tanto tiempo fueron escenario de enfrentamientos. Aunque aún con presencia de grupos delincuenciales, el gobierno estatal ha cambiado el panorama. Incluso se instauró lo que han llamado la policía más moderna del país. La Fuerza Civil entró en operaciones hace apenas un par de semanas. Y si a esto se le suman  eventos como los Juegos, o como lo fue hace unas semanas el Hay Festival en Xalapa, tenemos un estado que está marcando su propia línea narrativa. Algo que debería hacerse en cada entidad del país. ¿O sólo se vale quejarnos de nuestras desgracias?

OSORIO CHONG. Y, ahí mismo, en la ceremonia de inicio de los Centroamericanos, el secretario de Gobernación desperdició la que creo que era una gran oportunidad para enviar un mensaje en medio de una coyuntura que pide a gritos por posicionamientos de la Presidencia. A la ausencia de Peña Nieto —que para entonces no regresaba aún de su gira por Asia y Australia—, se debió también dar una señal de cambio de la línea argumentativa. Qué tal un “esta ceremonia resume lo que en México debemos entender y construir: un país en paz, unido en ese solo corazón que le da pasado, presente y futuro a nuestra historia...”. Algo así, estaba la mesa puesta.

EL REGRESO. Y horas después, Enrique Peña Nieto volvió de una de las giras más reprochadas de los últimos años. Si tenía que irse o no a una gira al país que es nuestro segundo socio comercial, es algo que nada importó a sus críticos. Volvió para encontrarse con el mismo país que dejó por seis días, aunque al menos sirvió para que, apenas pisando territorio nacional, por primera vez mencionara al enemigo: el crimen como responsable de las tantas desgracias del país, porque aquí lo hemos dicho repetidas veces, son ellos —los criminales— quienes han puesto al país así, casi de rodillas.

LA UNAM. Y como si hicieran falta elementos para que la autoridad pierda adeptos, lo que ocurrió en Ciudad Universitaria el sábado pasado ya valió unas disculpas del GDF, una demanda de parte del rector, manifestaciones y hasta la toma del edificio de rectoría por parte de unos encapuchados. Qué valientes, esos que se manifiestan, pero se cubren el rostro. Y es que así también lo hicieron cuando quemaron la puerta de Palacio Nacional. De igual forma a como lo han hecho en Michoacán, Oaxaca y, claro, en Guerrero. Qué despropósito el suyo de opacar reclamos pacíficos y genuinos.

Y EL PRD. Ya les mandó decir el mismísimo ingeniero Cárdenas que se vayan. Que es necesaria una refundación del partido del sol azteca. Aunque, híjole, caer en la falacia de que lo mejor para el país es que todos se vayan... ¿Qué se hace con un país en el que todos se piden la renuncia? Por lo pronto, yo le tengo una pregunta a Carlos Navarrete: ¿en dónde está su diagnóstico de realidad municipal que hace un mes me dijo que tendría listo iniciando noviembre?