Manuel Zepeda Ramos - Yo no lo sé de cierto

el

Piedra Imán

Manuel Zepeda Ramos

Yo no lo sé de cierto

Sabines. El poeta mayor.

El que abarrotara Bellas Artes cuando aquella lectura de epopeya, solo él con sus libros y su circunstancia en el ocaso de su vida y en el escenario más importante de nuestro país leyendo para los mexicanos que se sabían de memoria sus poemas y se los pedían por número de página.

El menor de tres hermanos tuxtlecos, el que ha ganado el Premio Nacional de Artes y la Medalla Belisario Domínguez como ahora los ha ganado Eraclio Zepeda Ramos en un solo año de este 2014 y en unos cuantos días de diferencia.

El poeta de Chiapas que, como Zepeda, fueron editados por vez primera por la editorial Ficción de la Universidad Veracruzana —Diario Semanario del poeta y Benzulul del cuentista mayor, ambos en 1959—, gracias a la mirada visionaria de Sergio Galindo que supo adelantarse al que sería, dos décadas después, el boom latinoamericano de la creación literaria como nunca en la historia del continente.

 

Jaime Sabines, digo, en su libro Horal, editado por él, publica un poema que se llama: Yo no lo sé de cierto. Dice así, en el principio:

“Yo no lo sé de cierto, pero supongo que un hombre y una mujer algún día se quieren”.

Apelo a este poeta enorme de las letras latinoamericanas, porque lo que ha sucedido en Veracruz y sigue sucediendo en estos días, es digno de comentarse.

Yo no lo sé de cierto —porque no he estado en mi Xalapa querida—, pero supongo —por la información que me llega a borbotones por todos los medios de comunicación habidos y por haber—, que los Juegos Centroamericanos y del Caribe fueron un enorme éxito de organización, realización y de resultados puntuables para futuras competencias en el continente y en el mundo de los atletas mexicanos; resultados que se unen a la Cumbre Iberoamericana y a las reuniones de comunicación y de negocios que se suceden en el marco de ella.

Hasta a mí llegan a este estado de Chiapas que me vio nacer, informaciones en donde los atletas paisanos han puesto en alto el nombre de esta entidad federativa que resguarda mi ombligo, en las competencias deportivas realizadas hace pocos días. Los atletas chiapanecos que han triunfado en Veracruz han regresado a la tierra y son considerados héroes jóvenes que se sublimaron en el alto rendimiento. Este reflejo es producto de que las acciones deportivas en cuatro cedes veracruzanas fueron bien logradas porque hubo instalaciones que aprobaron los requisitos de calidad, junto a miles de voluntarios que hicieron su trabajo con entrega y cariño a la camiseta veracruzana coadyuvando en definitiva al trabajo profesional realizado. El gobierno del estado, su maquinaria organizativa de varios años y los jóvenes voluntarios veracruzanos que ofrecieron su voluntad y su tesón deben de estar muy satisfechos por los resultados obtenidos, que son bien vistos por la Federación, por la opinión pública nacional e internacional y por todos los visitantes de Centroamérica y el Caribe que vinieron a competir.

Pero con los Juegos no se termina la buena racha de logros veracruzanos.

Llegó ahora la reunión de Jefes de Estado de Latinoamérica y la Península ibérica.

La Cumbre Iberoamericana no podía tener mejor cede que el cuatro veces heroico Puerto de Veracruz. Como bien dijo el conductor estrella del primer consorcio televisivo de México, el Rey de España, Felipe VI, y su Presidente, Mariano Rajoy, nunca habían entrado por el Puerto de Veracruz de la misma manera que lo hicieron quienes vinieron a la América buscando nuevas rutas para las especias, pero se encontraron un pueblo que había que dominarlo, dando inicio al mestizaje de lo que somos hoy todos los que nacimos en el Nuevo Mundo.

Por Veracruz se inició la conquista de lo que habría de ser la Nueva España y por Veracruz salió el último reducto de la dominación para dar inicio al crecimiento de la gran nación que hoy es México. San Juan de Ulúa es testigo perenne.

La Cumbre empieza a dar resultados.

Los presidentes asistentes presumen de logros en sus países. Todos coinciden que son producto de reformas estructurales en función del comportamiento global y la real e intensa competitividad. México no se equivocó.

También apuntan a que se le debe apostar urgentemente a la Ciencia y la Tecnología. Que se debe pasar del 0.78 por ciento del PIB para alcanzar el 2.5 por ciento deseado. México va por buenos pasos, hace unos días el Presidente Peña Nieto anunció un sustancial apoyo de cerca del 35 por ciento de incremento a los presupuestos para la Ciencia y la Tecnología, en la búsqueda del dos por ciento del PIB en este rubro para el 2018. La Ciencia y la Tecnología habrá de ser, ya, el soporte en el que debe fincarse el desarrollo de las naciones emergentes.

Todavía las desigualdades son significativas. Mientras el 67 por ciento de los púberes modestos de América Latina acceden a la secundaria, es el 87 por ciento de los de mayores recursos que asisten a esa misma categoría escolar, según el informe Perspectivas Económicas de AméricaLatina.

Aún faltan muchos resultados que habrá de ofrecer la Cumbre Iberoamericana en el Puerto de Veracruz. Serán para bien de los habitantes de ese gran espacio geográfico.

Son medallas bien ganadas para México y para su organizador que es anfitrión en su tierra.

Javier Duarte debe estar satisfecho por estos dos logros llegados en buen momento.

 

Yo no lo sé de cierto, lo supongo.