Manuel Zepeda Ramos - Raja
Piedra Imán
Manuel Zepeda Ramos
Raja
Rashomon. Hoy son tiempos de refrescar la memoria y aclarar manipuleos inducidos.
De inmediato, aparece Akira Kurosawa y su filmografía inmortal.
Destaco de la gran obra del cineasta japonés, Rashomon, como modelo actual de lo que acontece en nuestro país.
Esta obra de arte también se puso en escena con gran éxito en la Universidad Veracruzana con Martha Luna dirigiendo a la compañía de teatro de mi Casa con actores importantes como Angelina Peláez, Alejandro Morán y Alfredo Ibarra —ya desaparecido—, de la gran época teatral de los setenta y ochenta, iniciada por el también inmortal Roberto Bravo Garzón.
La tragedia del japonés cineasta plantea las multinterpretaciones de un mismo tema debido a la manipulación informativa con evidentes faltas a la verdad de quienes quieren que se presenten interpretaciones de concepción distinta. El mismo hecho, con diferentes resultados perversos.
Cualquier parecido con Guerrero, Iguala y demás vínculos es mera coincidencia, apuntaría el ya lugar común que, no obstante, sigue consumiendo líneas ágata, tiempo ininterrumpido al aire en radio y televisión, más datos de millones y millones de palabras en las redes sociales.
No podemos soslayar lo que está sucediendo en México y que manipula al Mundo.
Ante la terrible tragedia que a todos nos ofende y quedará perenne en el imaginario colectivo nacional, aparecen colgados de ella —como diablitos de una colonia de los cinturones urbanos de miseria que todavía hay en México en donde se ven cables eléctricos de todos colores y calibres que bajan energía robada de los postes sin importar el riesgo que ello implica—, personajes que le apuestan a la desestabilización del país en la búsqueda del poder a como dé lugar junto con agrupaciones que viven del reclamo y la agresión como chamba eterna de altos resultados económicos y políticos en donde el futuro del país no importa; todo esto, sin el más mínimo respeto por el duelo a cuestas que 43 padres de familia llevan consigo, en la desesperación y angustia que suma el saber tácito del desenlace fatal pero que no se acepta porque todos los días aparece una luz de esperanza con el amanecer que renueva los ánimos de padres adoloridos que sueñan con encontrarlos vivos.
No se vale sacar raja del dolor humano.
¿Alguien de ustedes duda que los culpables intelectuales y materiales —muchos ya confesos, faltan otros que están a salto de mata porque los van a atrapar—, están a buen recaudo y que van a ser juzgados con todo el peso de la ley para hacer verdadera justicia?
Yo no. Como tampoco algunos Jefes de Estado que vinieron a la Cumbre Iberoamericana.
¿Alguien duda que la instancia federal actuara de manera profesional desde el momento mismo que la entidad federativa de Guerrero pidió que el caso lo atrajera la PGR, a pesar que los actores del Rashomon mexicano se empeñan en confundir lo que está plasmado en la constitución?
Yo no, como tampoco los que conocen la constitución de nuestro país, que no son pocos.
Por la televisión me acabo de enterar que el vocero de los padres de familia es maestro de la Ceteg, algo así como la iglesia en manos de Lutero. Es cuando se empieza uno a enterar de lo que pasa en el manipuleo del dolor humano, cuando el vocero Rashomon dice lo que la Ceteg quiere.
¿Alguien duda que los rashomones que incendiaron la puerta Mariana no querían más que sembrar el caos ante la imagen del mundo sacando raja de los muertos de Ayotzinapa? ¿Alguien duda que los “anarquistas” de Xalapa enviados por Rashomon que destruyeron las fotografías de Montes de Oca en Ávila Camacho no protestaban por los desaparecidos de Iguala y sí querían crear el caos, como inteligentemente se deslindaron los verdaderos estudiantes universitarios? ¿Alguien duda que el joven rashomonsito estudiante llegado desde México, que apareció en la entrega del Nobel de la Paz a la niña paquistaní, manchándole de paso su medalla bien ganada por quien recibió dos tiros en la cabeza a manos de los talibanes que querían desaparecerla, no fue enviado por alguien poderoso que pudo comprar el paso franco de una reunión tan custodiada por la seguridad de punta que Malala Yousafzai, de solo 18 años, reclamaba?
Por eso es muy importante escuchar a los Secretarios de Marina y de la Defensa nacional. Ambos, patriotas defensores de la seguridad de nuestro país en todos los aspectos —el Plan DN III es modelo a seguir en todo el mundo—, le han llamado por su nombre a la gran tragedia de Iguala. No se vale lucrar con el dolor humano, con los jóvenes desaparecidos, dijo el respetado Almirante cuyas tropas le han infringido serios descalabros al crimen organizado. El General Secretario ha dicho muy bien que el problema de Guerrero no es un problema de gobierno sino de Estado y allí estamos incluidos también todos los ciudadanos de México. Han hablado de manera correcta.
Yo, como todos los de mi generación universitaria, politécnica y chapinguera, fui un militante real en el movimiento del 68. A la distancia de casi 50 años lo he dicho aquí mismo: descubrí, con gran vergüenza de mi parte, que fui tripulado por fuerzas ajenas al movimiento sensato y válido de la reivindicación de la dignidad nacional, por los rashomonianos que estaban buscando el poder presidencial, pasando por encima de la dignidad educativa y de los muertos de Tlatelolco.
Es tiempo ya de ponerle un alto a la explotación del dolor humano. Los desaparecidos de Ayotzinapa y su dignidad, son más que los que medran por el interés de conquistar el poder, apostándole al caos de un país que se está autodeterminando democráticamente.
Debemos taparle el paso a los rashomones que quieren dañar al país y a su democracia. Lo logramos con solo abrir los ojos para evitar ser manipulados. Kurozawa fue un sabio.
Rashomon encuera al poder de la intriga.