Martín Espinosa - Los tres retos del 2015
A pocas horas de que le digamos adiós a este año, que en su segunda mitad, prácticamente, modificó sus perspectivas de éxito a otras de total incertidumbre, todos nos preguntamos qué nos depara el nuevo año que está por arribar. Después de lo que ha sucedido en lo social (Guerrero, Oaxaca, Michoacán, por mencionar algunos estados), en lo económico, con la caída del mercado petrolero y la falta de crecimiento de las principales economías del mundo y las presiones internas que enfrenta México, junto con el tema del salario mínimo; así como lo político, con la descomposición de una clase gobernante que ha perdido el rumbo; el 2015 aparece con un signo de interrogación en todos los ámbitos.
De hecho, en estos tres aspectos de la vida nacional estará fincado el futuro del país para la próxima década: lo económico, lo político y lo social.
Nunca antes, en la época moderna, el país había enfrentado tres crisis al mismo tiempo. Hoy, para lo que se nos avecina, las alertas están encendidas en esos tres temas fundamentales.
En lo económico, será el inicio de la prueba por la que pasarán las llamadas reformas estructurales. O se empiezan a ver los resultados prometidos o las expectativas que despertaron en su momento caerán hasta el suelo con la probabilidad de no volver a levantarse y arrastrar con ello lo que queda de la confianza popular. Las “bondades” que promovieron sus “defensores” tienen que comenzar a verse entre la sociedad, ávida de vivir mejores tiempos.
Y es aquí donde se entrelazan esos tres grandes pendientes; lo económico está intrínsecamente vinculado al tema social. No habrá pacificación posible en las sociedades afectadas por la violencia que han generado las bandas delincuenciales (Guerrero y Michoacán), si no hay oportunidades de empleo y superación a través de las herramientas que proporcione el Estado para que esas comunidades salgan adelante.
Las deudas que hoy enfrentan muchos gobiernos estatales son el resultado de un manejo ineficiente y corrupto del dinero público. Y el problema viene de tiempo atrás. Ya ni qué decir de las fortunas que exgobernadores han amasado, producto de robar el dinero que se les encomienda para lograr el bienestar de sus gobernados. Y pocos son los casos en los que se ha procedido a aplicar la ley. Si acaso en Tabasco, con Andrés Granier.
Pero queda un gran tema que será crucial para el 2015: la política. Será un año eminentemente electoral. Diecisiete entidades federativas elegirán el 7 de junio nueve gobernadores; 661 diputados locales y mil 15 ayuntamientos. Hipotéticamente, si participaran los siete partidos políticos que existen a nivel nacional —sin contar los locales— y que no realizaran alianzas o coaliciones electorales, tendremos el desfile de once mil 795 candidatos a gobernadores, diputados y presidentes municipales. En total, 2,159 cargos de elección popular.
A ello deberán sumarse las elecciones que se realizarán el próximo mes de julio en los estados de Coahuila y Nayarit, en donde se elegirá a 25 y 30 diputados locales, respectivamente, más 20 ayuntamientos nayaritas.
Será la primera vez que se aplique la figura de candidaturas independientes para las elecciones locales, considerada en la reforma constitucional de los artículos 116 y 122, publicada en diciembre de 2013. Adicionalmente, la figura de la reelección ya será aplicable para diputados locales y presidentes municipales que se elijan en 2015. No es el caso para los diputados federales de 2015, pues las reformas constitucionales se aplicarán hasta los que sean electos en 2018.
Desde hace varias semanas, a raíz de la tragedia de Iguala, se escuchan voces que llaman a no ir a las urnas. Entonces ¿qué nos queda a los mexicanos para resolver los problemas expuestos líneas arriba? Es muy peligroso jugar con el abstencionismo. Ya quedó demostrado que a los únicos que beneficia es a quienes han monopolizado la vida partidista y, con ello, la democracia del país. A mayor abstencionismo mayor probabilidad de que los ganones de siempre se perpetúen en el poder.
Por ello, podemos afirmar que 2015 será un año de quiebre en la vida nacional. O damos el paso que se necesita para superar nuestros problemas o volveremos a vivir otra década perdida para el desarrollo de la nación. Usted elija.