Carlos Elizondo Mayer-Serra - Años malos, lugares peores

el

hoy estoy peor que ayer, pero mejor que mañana” es la letra de una canción de la Mosca Tse-Tse. Esta visión del mundo en decadencia permanente es, por supuesto, de un grupo argentino, país en constante declive.

 

Nosotros también vivimos en la región de las promesas incumplidas. El 2014 debió haber sido el despegue del Mexican Moment. Resultó literalmente un momento, un instante. Terminó siendo un horrible año. La tragedia de Iguala y sus consecuencias (una revuelta de la CNTE para evitar la implementación de la Reforma Educativa y tratar de lograr el control político del Estado) aunada a la erosión en la credibilidad del Presidente por el escándalo de la Casa Blanca, llevaron a la peor crisis para un presidente en su segundo año de gobierno. Además, un paquete fiscal equivocado resultó nuevamente en un crecimiento económico por debajo del esperado, con lo cual el empleo no se recuperó y menos aún los salarios. Para complicarlo todo, de afuera nos vino un desplome en los precios del petróleo.

 

 

Pero el Año Nuevo es para pensar en el lado optimista del futuro. Hay señales esperanzadoras. En 2015 la economía mexicana deberá crecer por arriba de tres por ciento. La encuesta realizada por el Banco de México en diciembre, con especialistas del sector privado, traía como promedio de expectativa de crecimiento para 2015 un 3.50 por ciento.

 

Varias razones apuntan a un año un poco mejor. El menor precio del petróleo está estimulando a la economía de Estados Unidos. La devaluación del peso ayudará al sector exportador mexicano. Se deberán empezar a sentir los efectos de la Reforma Energética, sobre todo a través de mayores inversiones en el sector, pero también debido a la mayor disponibilidad de gas natural, aunque el descenso del precio del crudo llevará a que este impacto sea menor. Además, a Pemex le afecta, y mucho, el menor precio del crudo. No así a las finanzas públicas en este 2015, dado el seguro contraído por la Secretaría de Hacienda para una eventualidad como ésta.

 

No hay crisis que por bien no venga. O por lo menos permite oportunidades de mejora. Esperemos que la crisis del año pasado sirva para que el gobierno entienda que no se puede gobernar como si fuera el Estado de México, por lo que deberán ser más pulcros y transparentes los procesos de asignación de obra pública y compras y dedicar mayores esfuerzos y con mejor estrategia al tema de seguridad. El 2015 es un año electoral. Estarán en juego nueve gubernaturas, 661 diputados locales y mil 015 presidencias municipales en 17 entidades. Se renueva el total de la Cámara de Diputados.

 

En las elecciones se gasta dinero en exceso. Sin embargo, este año el INE estrena mecanismos inéditos de control del gasto en los procesos electorales. Si un candidato gasta de más, se podrá declarar por primera vez nula la elección. El INE tiene la oportunidad de mostrar que tiene las capacidades para hacer cumplir estas reglas.

 

Las elecciones son una oportunidad de elegir un cambio, aunque sea a nivel local y en la Cámara de Diputados. Si bien nuestra clase política está para llorar, unos son peores que otros. Usted tendrá su preferencia. Ésta incluye también simplemente no votar, aunque con ello le otorga la decisión a quienes sí voten.

 

Pero hay otra forma de ver 2014 y el propio 2015. No somos Venezuela. Si bien la incompetencia del gobierno de Peña Nieto ha fortalecido la posición de quienes creen que el problema de México es el modelo de desarrollo que ha seguido en las últimas décadas (es decir apertura económica, Reforma Energética pro mercado, política macroeconómica prudente), Venezuela es la muestra de los costos del otro modelo: estatización, cierre de los mercados internacionales, controles de cualquier tipo. En todos los indicadores, homicidios, crecimiento, inflación, desempleo y corrupción, Venezuela está mucho peor que México. Llevan meses de profunda escasez. Para comprar bienes básicos hay que pasar las huellas dactilares para asegurar que no se haya comprado ya alguno de estos artículos en otra tienda, pero lo más seguro es que el producto no esté disponible. Para quienes creen que el problema del crimen organizado fue originado por Calderón al haberlo enfrentado, o es resultado del neoliberalismo, basta ver lo que pasa en Venezuela cuando no se desafía y penetra todas las estructuras estatales (véase Carlos Tablante y Marcos Tarre, Estado Delincuente: Cómo actúa la delincuencia organizada en Venezuela).

 

No sólo hay problemas en Venezuela. A pesar de las expectativas que generó un supuesto modelo alternativo en Brasil como forma de superar el subdesarrollo (entre la izquierda mexicana fue moda citarlo como alternativa), éste resultó ser sólo un sueño. Si bien los políticos brasileños son menos corruptos (imagínese cómo están los nuestros) y en los últimos diez años Brasil han crecido más que nosotros, desde 2012 crece menos que México (en 2014 crecerán 0.5 por ciento y para 2015, 0.8) y tiene tasas de homicidios, de inflación y de interés superiores a las nuestras.

 

Mal de muchos, consuelo de tontos. Sin embargo, sirve para recordar que el reto no es cambiar de modelo de desarrollo, no veo dónde este posible modelo alternativo funcione adecuadamente, sino implementar bien las reformas que sí se hicieron y presionar para que se avance de verdad en la agenda anticorrupción. Se dice fácil. La realidad es siempre más complicada.

 

                *Profesor-investigador del CIDE

 

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                Twitter: @carloselizondom