Ana Paula Ordorica - ¿Quién defiende al INE?
Vaya andanada de ataques en contra del Instituto Nacional Electoral. Recuerdo cuando el antecesor del INE, el IFE, gozaba de enorme prestigio.
En los años del IFE presidido por José Woldenberg, cuando los partidos quisieron hacer de las suyas y someter a los Consejeros Electorales que trabajaban en temas tan delicados como la fiscalización de la campaña presidencial del 2000 del PAN/PVEM o del PRI, los partidos se vieron arrinconados. No había quién apoyara su ataque.
Así, el caso de Amigos de Fox y el Pemexgate llevaron a una multa por 399 millones de pesos al PAN y 98 millones de pesos al PVEM y de mil millones de pesos para el PRI.
Entonces los partidos quisieron someter a los consejeros electorales para que se retractara el IFE en las indagaciones, acusaciones y multa. Pero no lo lograron. Para el PAN era un golpe duro porque salían perdiendo, pagando los platos rotos, y a Vicente Fox, ya como presidente, el tema ni siquiera lo tocó. Para el PVEM era un dinero mal invertido ya que la alianza electoral se rompió pronto con las quejas de ese partido hacia Fox por no haber cumplido en darle al partido los puestos políticos que sentían merecían.
En el caso del PRI, el Pemexgate era un clavo más en el ataúd después de haber perdido la presidencia, tras 70 años ininterrumpidos de estar en el Ejecutivo.
Pero con todo y todo, los Consejeros del IFE se mantuvieron firmes, ante éste y otros ataques de los partidos, logrando dar mayor prestigio, seriedad y, sobre todo, confianza a la ciudadanía de que a través del IFE las elecciones eran ahora más transparentes.
Se sentía que México empezaba a dejar la trampa y el cochupo atrás. Y esto generó respaldo ciudadano para el instituto. Premisa indispensable para hacer crecer al IFE; para darle fortaleza.
Seis años después, cuando Andrés Manuel López Obrador quiso atacar al IFE, desde las mismas instancias ciudadanas, se le reprochó al tabasqueño el golpeteo a la institución ciudadana que tanto trabajo había costado construir.
Entonces eran AMLO y los suyos quienes constantemente denostaban a las instituciones electorales.
Hoy AMLO es uno más de los que atacan. Los partidos han hecho y deshecho de las instancias electorales de manera constante, ya por casi una década, y el resultado no sorprende.
Hoy el INE, heredero del IFE, se encuentra huérfano; aislado; sin nadie que lo defienda.
Los partidos políticos se han salido con la suya; han logrado poner de rodillas al Instituto.
Tan sólo esta semana, las sesiones del INE se llevaron a cabo con siete de las 10 sillas de los partidos vacías como protesta a lo que acusan es un favoritismo al PVEM y al PRI. La situación es preocupante. ¿Qué consecuencias tendrá este descrédito para las elecciones del 7 de junio?
¿Tendrá este INE la firmeza ante los llamados a anular elecciones en lugares como Guerrero? ¿A instalar las casillas en sitios conflictivos de Michoacán, Tamaulipas, Morelos? ¿A responder a quienes desde ahora acusan piso disparejo en la contienda?