Juegos de poder 17/11/15
-Atentados en París a quienes más afectan es a los musulmanes
Por LEO ZUCKERMANN
No faltarán, desde luego, los políticos que intentarán capitalizar el miedo de sus poblaciones para ganar terreno electoral. Ni tarda ni perezosa, la líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, llamó a la aniquilación de los radicales islámicos.
Hace poco escuché a un político europeo, quien fue un buen presidente de su país. Ahora se dedica a dar pláticas donde derrocha su gran inteligencia. Me llamó la atención que, para él, el gran problema de Europa no era económico —Grecia, viabilidad del euro como moneda, imposibilidad de pagar las pensiones de una población envejecida— ni político —resurgimiento de los nacionalismos, crecimiento del populismo o la posible salida de países de la Unión Europea—. No. El principal problema de Europa era la ola de refugiados que estaban tratando de llegar a ese continente huyendo de la violencia.
Su argumento me convenció. Debido a las guerras civiles en Siria y Libia, a la creciente presencia del Estado Islámico en varios países musulmanes, a un Irak que sigue convulsionado, a los constantes conflictos en el cuerno de África (Sudán, Etiopía y Somalia), millones de personas estaban buscando refugio en Europa, lo cual se aceleraría en los próximos meses y años. Una verdadera crisis humanitaria que los europeos no estaban listos para resolver. Algunos países ya habían reaccionado cerrando sus fronteras. Otros habían abierto sus puertas con un sistema de cuotas, destacando Alemania que este año acogerá hasta un millón y medio de refugiados.
Me temo que esta crisis humanitaria se agudizará por los ataques terroristas ocurridos el viernes pasado en París. Muchos europeos, al ver la masacre en la capital francesa, reaccionarán adversamente a la idea de recibir más refugiados de países musulmanes. No ayuda que los terroristas hayan sido miembros del Estado Islámico, que hayan pronunciado que “Alá es grande” cuando mataban a sus víctimas y que se hayan encontrado pasaportes sirios que presuntamente pertenecían a los criminales.
Estamos frente a un coctel explosivo en Europa. Por un lado, millones de personas tratando de llegar a su territorio huyendo de conflictos muy sangrientos. Por el otro, millones de europeos asustados por la llegada de musulmanes a sus países, algunos de los cuales, quizá muy pocos, podrían ser yihadistas dispuestos a realizar atentados terroristas.
No faltarán, desde luego, los políticos que intentarán capitalizar el miedo de sus poblaciones para ganar terreno electoral. Ni tarda ni perezosa, la líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, llamó a la aniquilación de los radicales islámicos, al cierre inmediato de las mezquitas y a la expulsión de “extranjeros peligrosos y migrantes ilegales”. La dirigente del Frente Nacional es la candidata ideal para crecer en las urnas después de lo ocurrido el viernes pasado en París.
En un ambiente de irritación por los atentados terroristas, el discurso xenófobo crece como la espuma, lo cual es una pésima noticia para la crisis humanitaria de refugiados. No solamente en Francia, donde Le Pen seguramente ganará más adeptos. En toda Europa, la derecha antiislámica será cada vez más popular con su demanda de cerrar las fronteras a los refugiados. Incluso en países de gran tradición liberal como Holanda, la derecha liderada por Geert Wilders cada vez es más popular. En este sentido es previsible que las fronteras del Viejo Continente se cierren condenando a millones de personas a permanecer hacinados en campos de refugiados o, de plano, en territorios muy violentos donde existe una alta probabilidad de morir.
Los atentados en París a quienes más afectan es a millones de musulmanes que están tratando de escapar del horror de sus países. Menudo favor les hicieron los señores del Estado Islámico a sus paisanos. Me temo que lo que viene no es nada bueno ni para Europa ni para el Medio Oriente ni para África del Norte. Por un lado, millones de personas tratando de llegar al Viejo Continente. Por el otro, una Europa que, azuzada por los terroristas, se derechizará y acabará cerrando sus fronteras.