Frentes políticos 11/2/16

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I. De estreno. Aceptar la dirección de Petróleos Mexicanos es un reto para valientes. José Antonio González Anaya, el recién nombrado, dijo que ante el entorno internacional “sumamente complicado”, revisará estructuras de costo, y se harán los ajustes que sean necesarios para llevar a Pemex a lo que es: una empresa emblemática, de gran tradición en México, con el objetivo de hacerla productiva y, con ello, beneficiar al país. Admitió que Pemex está en una situación muy difícil, pero afirmó que se tiene el “andamiaje” de la Reforma Energética para hacerla una empresa competitiva y darle rentabilidad. Que llega comprometido y con entusiasmo. Qué bueno, porque hará falta eso. Y más. 

II. Realidad. Mikel Arriola, el nuevo director del IMSS, advirtió que se enfrenta a grandes retos. Entusiasmado, aseveró que ante esta nueva encomienda hay muchos desafíos, entre los que destacan la calidad y la atención a los derechohabientes, para lo que se requiere, dijo, tener autosuficiencia de recursos. “Estamos en la construcción de 40 unidades, que van a implicar más unidades de primer nivel; 4 hospitales grandes y, antes de que termine el año, tenemos que entregarlas”, anunció el funcionario. Viene con todo. Pero, por cierto, la cadena está incompleta. Nadie sabe quién será el titular de la Cofepris, que manejó durante casi cinco años.

III. Recortes. Hoy se estrena el Boeing 787.8 Dreamliner, el avión presidencial que lleva el nombre de “José María Morelos y Pavón”. Volará a Sonora, a donde realizará una gira de trabajo el presidente Enrique Peña Nieto. Y aunque muchos se preguntan cómo se puede hablar seriamente de recortes al gasto, cuando se deberá pagar una nave de estas características, valgan tres detalles: lo encargó Felipe Calderón, el expresidente, tendrá una vida útil de 25 años y se pagará en 15. La aeronave, con la más alta tecnología, alcanzará una velocidad de mil kilómetros por hora y podrá ir a Tokio o Europa sin recarga de combustible. No era un capricho, sino una necesidad. Guste o no.

IV. La inmundicia. De pena es lo que ocurre en la capital de San Luis Potosí. Al ayuntamiento encabezado por el perredista Ricardo Gallardo Juárez poco le importa que la ciudad viva hoy una de sus peores crisis y esté inundada de basura. El nuevo edil sigue estirando la liga y se niega a reconocer adeudos del orden de los cien millones de pesos. A la empresa regiomontana Vigue Red Ambiental, encargada de la recolección de basura en la capital potosina, se le acabó la paciencia. Y con razón. Asegura que lleva años esperando la regularización de los pagos. Por cierto, el gobernador, el priista Juan Manuel Carreras López, prefiere voltear a otro lado. Como si los potosinos merecieran ese trato. 

V. La impostura. Convertidos en una suerte de expertos sabelotodo, el equipo argentino de antropología forense asegura que nadie fue quemado en el basurero de Cocula, aunque ahí encontraron restos de al menos 19 personas. Vaya conclusión. ¿Qué ganan con esta farsa? Que digan lo que se les pegue la gana, eso no cambiará las declaraciones en poder de la PGR, donde sicarios han detallado su inmisericorde, cruel y salvaje proceder. De verdad que los forenses argentinos y los expertos independientes no tienen ni peregrina idea de las atrocidades de las que son capaces los narcos mexicanos. Basta ya de sus operetas. Son ellos quienes no se cansan de manipular la verdad, de manipular a las otras víctimas de la noche de Iguala: los padres de los normalistas. Para ellos el testimonio de los sicarios, de los asesinos confesos cuenta. Si no los quemaron, que digan dónde carajo están.