Salvador Hernández García - Olla de Grillos
Por: Salvador Hernández García
LOS VENDEDORES DE IMAGEN, CANCER PROSTÁTICO
EN LOS PROCESOS ELECTORALES.
SIN METÁFORA NO HAY RELATO, sintetizó Jorge Luis Borges, y ajustándome al término entro en materia.
En las páginas de la mitología de la Grecia Clásica se registra el caso de PANDORA, la primera mujer creada por Efectos (Vulcano para los Romanos) a la cual Atenea, (Minerva para los Romanos) Diosa de la sabiduría la dotó de todas las gracias y todos los talentos, mientras que por otra parte Zeus (Júpiter) le confió una caja en donde estaban encerrados los bienes y los males de la humanidad y colocó a Pandora sobre la tierra, junto al primer hombre, EPIMETEO, quien cometió la imprudencia de abrir esa caja de la que salieron todos los males y desde entonces se esparcieron sobre la tierra, quedando solamente en el fondo de la Caja de Pandora, la esperanza.
Toda proporción guardada cabe preguntar: ¿Quién o quiénes abrieron LA CAJA DE PANDORA para que sus gaseosos cuantos maléficos efluvios se esparcieron sobre los Procesos Electorales que se celebran en todo el territorio Nacional?
No creo exagerado afirmar, que la versión vernácula del mitológico EPIMETEO, lo fue el perverso Gnomo de Agua Leguas, Carlos Salinas de Gortari quien apoyado por sus cómplices ocasionales, Manuel Bartlett Díaz y Diego Fernández de Ceballos, maquinaron el fraude electoral Presidencial más asquerosamente antidemocrático que se haya registrado en nuestro País, con el agravante de que, como medida preventiva el citado EPIMETEO Harvardiano al implantar los programas cortoplacistas electoreros, abrió LA CAJA DE PANDORA, de cuyo interior emergieron y se esparcieron todos los males que desde el año de 1988, fecha del citado fraude, han venido permeando y contaminando todo tipo de procesos electorales, particularmente los Presidenciales, en los cuales se advierten entre otros, el cohecho, la dádiva oficial, el despilfarro de los recursos asignados tanto a los candidatos como a sus Partidos, en la compra-venta de imagen, en el pago de las encuestas hechas a la carta, que al igual que el espejito de la madrastra de la Cenicienta les digan que ellos son los más chingones, y por supuesto que entre esos males habrá que citar el derroche de los recursos que se destinan a las buchacas del duopolio televisivo y a los comunicadores y lectores de noticias especializados en el halago cortesano o en la denotación más feroz, según lo regule la ley de la oferta y la demanda.
En un principio esos mercachifles del marketing raptaban en los frívolos escenarios de la farándula, en donde a cualquier gritón de pelo en pecho y de grueso bigote o a cualquier niña boba curvilínea les fabricaban una imagen de ídolos, especial para el consumo de las masas, sabedores de que, tal como lo señaló en su oportunidad el sociólogo Francés Edmund Proudhom, “En una gran comunidad, siempre habrá una gran cantidad de badulaques dispuestos a aplaudir lo que sea, el influjo de la inducción de la parte interesada”.
Ello desde luego no pasaba de ser considerado como un mal menor para los badulaques que gustan de embelesarse con los “artistas desechables” que por serie egresan de las academias televisivas, empero esta constante adquirió otro matiz que en la actualidad ocasionó que se prendieran los focos rojos, cuando sucesivamente estos “vendedores de imagen” ampliaron sus espacios operativos incluyendo en sus coberturas de acción propagandística a los medios de comunicación, particularmente a los visuales y audibles, y previa invasión en masa de los palenques políticos, al fin mercenarios, se dedicaron a ofertarle y venderle sus servicios al mejor postor, dentro del rebaño sagrado integrado por los animales políticos a los que se refirió Aristóteles, y en este caso la demanda estuvo al parejo de la oferta, y desde entonces, por lo menos desde la pasada elección evolutivo del político más oscuro, inconfiable y pinchurriento, al que de la noche a la mañana estos “vendedores de imagen” los ofertan como los esperados Mesías redivivos, merecedores de un cargo de los llamados de “representación popular”, incluyendo la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, Estatal y demás, pero no tan sólo maquillan a su cliente, sino que también estos mercachifles hasta “dan pilón”, ya que de pasadita y así nomás como “chancleando”, en la forma más agresiva y cobarde satanizan y descalifican a la parte contraria, tal como ocurrió en el pasado Proceso Electoral Federal del 2006.
Este perverso y tendencioso sistema puesto en práctica hace 6 años, trajo aparejada la información relativa a los montos millonarios del dinero que el I.F.E. transfirió a título de prerrogativas a los Partidos Políticos participantes, los cuales, a pesar de sus presuntos candados, fueron ostentosamente derrochados en forma discrecional por sus manirrotos receptores, para vestir, maquillar y adornar a sus respectivos candidatos Presidenciales para hacerlos lucir lo más monos, digeribles y potables en los escaparates televisivos difusores de sus imágenes a precio de oro.
Obviamente que… ¡Como iban a desaprovechar esa oportunidad para embuchacar se esos millones de pesos, esos mercenarios, cobrando caras facturas, a cambio de fabricar fetiches destinados al consumo y adoración de las masas, tal como con anterioridad lo hicieron con las “estrellitas” de sus Reality Show televisivos!
Ante tan halagadoras perspectivas, ni tardos ni perezosos éstos inventores de fábulas forjadores de ídolos de barro, instalaron un tianguis de maquilladoras, poniéndose al servicio del mejor postor, de acuerdo con la ley no escrita –pero siempre vigente en política- de la oferta y la demanda, y para promover sus negocios, comenzaron por poner a hervir el caldero publicitando y promoviendo como entremés, la discusión de los resultados parciales que periódicamente daban a conocer otro tipo de mercaderes de temporal, los operadores de las empresas encuestadoras “patito”, las cuales hipotéticamente le dan seguimiento a el desarrollo de los procesos electorales. (Continuará).