Columna & Opinión 31/10/16
Veracruz
La infección priísta es muy virulenta y muy contagiosa. Ha derruido el país. Su contagio y agresividad se multiplica sin ambages. Recorrer la geografía nacional duele y atemoriza. En lo que va del sexenio priísta los males se han diseminado. Cuatro años de latrocinios: pobreza y más pobres, corrupción y más corrupción, impunidad y más impunidad. Cuatro años y sus días han quebrado a la nación. Ningún estado gobernado por el PRI ha subsanado sus mermas.
El Veracruz del PRI bajo la tiranía del hoy prófugo Javier Duarte de Ochoa como ejemplo, no sólo de los hurtos aupados por los miembros de su equipo y arropados por los líderes del partido, sino por sus infames quehaceres en salud. Granjearse el poder y la complicidad de la Iglesia y de grupos fundamentalistas fue una de las últimas apuestas del Duarte del PRI, del Duarte, de Fidel Herrera. Dos noticias para ilustrar los vínculos entre Poder gubernamental y Poder eclesiástico.
El 31 de julio de 2015 se publicó en la Gaceta Legislativa de Veracruz la reforma que modificó el artículo 158 del Código Penal del Estado sobre el delito de contagio de enfermedades de transmisión sexual. El cambio fue avalado por el Congreso de Veracruz, con el voto unánime de todos los diputados (¡córcholis!). Dicha reforma permite que personas que contagien el virus de inmunodeficiencia humana -VIH- puedan ser detenidas, consignadas y encarceladas “si se verifica que lo hicieron intencionalmente”. “El culpable”, según las leyes del Veracruz de Duarte y asociados, podrá ser encarcelado por períodos que varían de 6 meses a 5 años de prisión. Mónica Robles Barajas, diputada del Partido Verde Ecologista, impulsora de la idea, consideró que era necesario “dar un respaldo a las mujeres que frecuentemente se contagian por culpa de sus esposos”.
Cuatro consideraciones emanadas de la lectura del documento. Primera. ¿Cómo saber que el contagio fue intencional. ¿Cómo saber si el esposo o la esposa sabían que era portadores del VIH? Segunda. ¿Qué determina que la sanción sea de seis meses o cinco años? Tercera. ¿Conocen los diputados veracruzanos y Mónica Robles la frecuencia y forma de relaciones sexuales en las cárceles estatales? Cuarta. ¿Saben Robles y los 39 diputados veracruzanos que siempre es el esposo el portador del VIH y no la cónyuge?
Cuatro consideraciones emanadas a partir de la experiencia. Primera. Al criminalizar a los enfermos se les estigmatiza. Muchos esconderán su diagnóstico y no se someterán a tratamiento. Segunda. No se ha demostrado que sea eficaz penalizar a los enfermos. Hacerlo es propio de la ignorancia. Tercera. La penalización atenta contra los derechos humanos; muchos enfermos de sida o portadores del VIH son personas que emigraron a Estados Unidos en busca de trabajo, y ahí fueron contagiados. Cuarta. El comentario de Robles, “Las mujeres son el grupo que mayor crecimiento presenta en cuanto al contagio del VIH”, es falso. De acuerdo a la información del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA (2014), por cada caso registrado en mujeres, existían cuatro o cinco en hombres.
Segunda noticia. El 23 de agosto de 2016, Javier Duarte promulgó una reforma contra el aborto. “Esta reforma tiene un carácter histórico porque busca proteger y salvaguardar el derecho a la vida”, sentenció el hoy prófugo (ex) gobernador. La connivencia de Duarte con grupos reaccionarios era obvia: granjearse su apoyo. Duarte y seguidores compararon la interrupción del embarazo con la pena de muerte. Debido a la reforma al Artículo 4 de la Constitución de esa entidad, la imposibilidad para abortar es absoluta: niñas embarazadas, mujeres violadas, mujeres portadoras de fetos con malformaciones o madres enfermas cuya salud y posible fallecimiento se vinculen con el embarazo, no tienen derecho de abortar.
La oficina de la ONU en México señaló: “La reforma aprobada compromete los derechos de las mujeres…, incrementa la discriminación y el riesgo de violencia contra ellas y conlleva graves consecuencias como el embarazo adolescente, los abortos clandestinos e insalubres y el incremento en la mortalidad materna”.
La infección priísta en Veracruz desbordó todos los límites. Vulnerar la salud es uno de los grandes oprobios de la humanidad. En el estado jarocho, el PRI ha demostrado nuevamente que todo es posible.
Notas insomnes. Salvo el gobierno y Duarte, nadie sabe dónde está Duarte. Además de los hurtos y latrocinios, la estela de los daños duartistas se extienden al renglón salud.