Economía Cotidiana 4/1/17
Contra expropiación petrolera
Por Julio Cesar Vega Olivares
Como ya sabemos, se liberó la importación de petrolíferos, decisión que se considera, por sectores extranjerizantes del gobierno, como la solución a un problema que parece creado exprofeso: la falta de producción interna, que se pretende resolver en tres etapas ya bien conocidas, pues se han aplicado por ejemplo en la industria petroquímica mexicana, en la cual en una primera etapa se libera la importación de petroquímicos, en la siguiente etapa se liberan precios para hacer más rentable el negocio, y la tercera etapa se reduce la producción nacional de petroquímicos; parece que este modelito se aplicará en el caso de las gasolinas y en general de petrolíferos, sustituyéndolos por la vía de las importaciones, así la liberalización de las importaciones y de los precios de los petrolíferos, junto con la entrega de yacimientos petroleros, nos parece una contra expropiación petrolera pues nos reduce a las épocas anteriores a la expropiación petrolera, cuando las compañías dominaban en el país al sector energético en materia de combustibles fósiles.
Y mientras las refinerías norteamericanas tienen un boom de exportaciones de petrolíferos a Latinoamérica de cerca de cuatro millones de barriles diarios, las de nuestro país están funcionando muy por debajo de la capacidad instalada, o están paradas.
Pues ahora bien, las compañías extranjeras en materia de combustibles fósiles, importarán desde México de sus filiales en el exterior lo que quieran, ni siquiera hay cuotas de importación, los venderán al precio que quieran y nos darán la calidad que quieran, parece que ni en sus países de origen tienen tantas facilidades como en México y el costo de las instalaciones y de inversión se las cargarán por la vía del sobreprecio a los mexicanos.
Pero fue Hacienda, quien coyunturalmente y arbitrariamente, estableció el alza del precio en este mes, en un aumento muy por encima del promedio de crecimiento de los precios nacionales, es decir, con un fuerte tufo inflacionario, esto aunado a la devaluación del peso en un porcentaje acumulado durante 2016 del 19 por ciento, que lleva al peso a oscilar en los 21 pesos por dólar, sin duda, una de las peores decisiones de la política económica del gobierno de México. Con ello, podemos decir que exportaremos crudo e importaremos más gasolina, diésel y gas, lo cual veo como el peor negocio para México pero el mejor para las compañías extranjeras, y claro…para algunos mexicanos beneficiados.
Esta elevación de los precios de los combustibles y del gas está generando una nueva espiral de aumentos, al impactar las cadenas productivas y de servicios asociadas a estos hidrocarburos a pesar de las explicaciones, digamos poco inteligentes, del secretario de hacienda así como del director de Pemex y de algunos líderes partidistas que pretenden justificar estos aumentos, haciéndonos creer; y es que no sólo que son necesarios dichos aumentos sino que nos ahorran impuestos y hasta dinero, y nos dicen que los aumentos responden a los incrementos internacionales de los petrolíferos, la pregunta sería ¿por qué la gasolina está más barata en Estados Unidos?, y aun con la enorme disparidad del poder adquisitivo norteamericano comparado con el nacional, pero lo que no se dice es que nos están transfiriendo el resultado de la ineptitud y de la mala planeación de la producción nacional de petrolíferos, que además provoca salida de divisas y dependencia energética externa, por si eso fuera poco, este régimen canceló la construcción de la única refinería proyectada en la país en el siglo XXI, cuando necesitamos al menos tres desde hace 24 años, esta falta de producción interna de gasolinas y en general de petrolíferos es lo que está produciendo toda esta distorsión de precios y falta de combustibles y es resultado de la pésima política energética del gobierno, que ahora busca lavarse las manos y ocultar su responsabilidad en este asunto.
Pero recordemos que el precio de los petrolíferos se apoya en dos impuestos que los encarecen, el IVA y el IEPS, éste último un Frankenstein fiscal, es decir, la elevación del precio en realidad también responde a una elevación de impuestos, y nos dicen que también a un ajuste del costo del petróleo y a la paridad cambiaria.
Pero aun países que importan petróleo venden sus petrolíferos más baratos que en México, resulta muy claro que hubiera sido mejor importar crudo y hacer gasolina, en México pues tenemos capacidad ociosa en refinerías, por más de 540,000 barriles diarios, aunque se caería este jugoso negocito transexenal y muy rentable.
La respuesta no se ha hecho esperar, protestas en 30 estados del país, bloqueos en carreteras y en gasolineras, y amenazan con seguir, aunque parece que al mejor estilo neoliberal ni nos ven ni nos oyen.