La inmaculada percepción 13/3/17

el

Por Vianey Esquinca

PRD: partido anecdotario

El Partido de la Revolución Democrática se encuentra desdibujado y su pelea será por no caer al 4º lugar frente al PRI, PAN y Morena.

El PRD está en crisis, una más. Prácticamente desde que se fundó no ha salido de ella. ¿A quién culpar? A sus militantes: los que están, pero cuyo corazón anda en otros terrenos; los que ya no están, pero siguen aprovechándose del PRD; los que siguen ahí, los que se fueron y los que se irán.

El senador Miguel Barbosa es el clásico ejemplo de los que siguen estando en el PRD, aunque en cuerpo y alma le pertenecen a otro. El legislador no sólo se pronunció a favor de Andrés Manuel López Obrador, sino que se convirtió en el caballo de Troya, quiere torpedear al partido desde adentro.

En este mismo terreno están todos los senadores que en una oda a la incongruencia le dieron la espalda al partido que los llevó a tener un escaño en el Congreso, pero siguen cobrando las dádivas y las prebendas que tienen como integrantes del Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara alta. En este rubro se encuentran: Alejandro Encinas, Mario Delgado, Zoé Robledo, Armando Ríos Piter y Rabindranath Salazar. Incluso siguen apareciendo en la página de internet del grupo. Solamente los senadores Sofío Ramírez, Carlos Manuel Merino y Martha Tagle tuvieron tantita vergüenza y después de renunciar al PRD se fueron de la fracción perredista.

Lo que es peor es que, a pesar de no militar activamente en el partido, no sólo siguen disponiendo de los recursos, sino que se inmiscuyen en la vida interna del PRD y son los que ¡votaron a favor de que Miguel Barbosa se quede al frente de la fracción parlamentaria del sol azteca!

Además de éstos, también se encuentran los que ya tienen un pie afuera. Diversos legisladores, tanto senadores como diputados, al ver el barco del PRD hundirse corren para salvarse y ya amenazan con saltar al bote salvavidas, incluso antes que mujeres y niños.

También se encuentra a los militantes que realmente nunca han estado. El caso más emblemático es el de Miguel Ángel Mancera. El jefe de Gobierno de la CDMX llegó al puesto a través de las siglas del PRD, pero le ha regateado su afiliación. Además ha hecho que el PRD, que era la fuerza hegemónica en la Ciudad de México, haya perdido estrepitosamente su fuerza y le haya abierto las puertas a Morena, al PAN e, incluso ¡al PRI! Mancera no le ha sumado al PRD, sino que le ha restado y dividido.

El PRD también se mantiene en caos por los que ya no están. Los cacicazgos que lo formaron ya no están ahí para defenderlos. Se fue Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y el propio Andrés Manuel López Obrador. Cada salida representó un cisma para el partido, pues giraba alrededor de estos personajes.

Pero los que se quedan tampoco ayudan a su propio instituto político porque no logran ponerse de acuerdo. La confederación de partidos que forman el PRD se hace trizas en cada discusión y su pretexto es que ¡son un partido vivo… vivísimo! Además, dentro de los que siguen ahí, se encuentran los que como la chimoltrufia, conforme dicen una cosa dicen otra. El jueves pasado, Excélsior publicó en su portada que: “El PRD no descarta ir con AMLO”, bipolaridad política en la que la dirigente nacional Alejandra Barrales señalaba que el partido apoyaría a López Obrador si la mayoría de la militancia así lo decide.

Hay elecciones en puerta y el PRD no aspira a ganar una sola gubernatura. Se encuentra desdibujado y su pelea será por no caer hasta el 4º lugar frente al PRI, PAN y Morena. Ahora lo único que tiene en mente es sobrevivir y en no convertirse en un partido anecdotario, si logra sacar algo más entraría en la categoría de un milagro.