Razones 22/4/17

el

De Yarrington a Duarte, de Kim Il-sung a Maduro

Hay quienes hablan de libertad, democracia, y acusan a las autoridades de ser represivas, pero al mismo tiempo están aliados con los regímenes más represivos del mundo

Por Jorge Fernández Menéndez

Los intereses de coyuntura predominan, cada vez más, sobre los de la Nación. El interés mediático (o monetario) es mucho mayor que el afán de hacer justicia o de evitar la impunidad. La aplicación de las leyes está determinada por la conveniencia, el momento político o el simple oportunismo.

Ejemplos hay muchos. Hay desgarros de vestiduras y reclamos, voces que hablan de acuerdos por debajo de la mesa, porque Tomás Yarrington, como lo establecieron en forma conjunta los gobiernos de México y Estados Unidos, será, cuando concluya el proceso iniciado en Italia donde está detenido, extraditado a la Unión Americana para ser juzgado allá y luego tendrá su proceso aquí.

Asombran quienes hablan de impunidad o de debilidad de la justicia mexicana en este caso. Yarrington debe ir a Estados Unidos porque allí es donde tienen mayores elementos para juzgarlo y castigarlo. Allí tienen testigos protegidos, cuentas bancarias, información que no hay en México. Los datos más duros, además de los testimonios de distintos políticos que participaron del equipo de Yarrington y narcotraficantes que dicen haber hecho negocios con él, son los financieros y de propiedades, por la sencilla razón de que allí estaba depositado e invertido el dinero proveniente de esas actividades. Tienen contra Yarrington también elementos para procesarlo por el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, a partir de testimonios de personajes que directa o indirectamente participaron en ese crimen. Allí, en Estados Unidos, es donde existen elementos suficientes para que el caso Yarrington no quede en la impunidad. Y resulta lógico y congruente que allí sea extraditado. Es una acción de justicia, no de debilidad.

Se reclama la deportación inmediata de Javier Duarte y si se inicia proceso de extradición se dice que es una debilidad o una suerte de acuerdo para postergar el juicio. Es una tontería. Primero porque esa decisión corresponde al gobierno guatemalteco, y allá no existe siquiera coincidencia sobre cómo entró Duarte a ese territorio: si con su pasaporte o con pasaporte falso. En última instancia, nadie se debería asombrar de la porosidad de esa frontera que es cruzada en un sentido u otro, por miles de personas cada día, en la mayoría de los casos sin control migratorio alguno. Pues bien, como Guatemala no iba a deportar, había que comenzar el proceso de extradición, con un detalle: hay que cubrir todos los pasos con precisión porque el sistema garantista que impone la reforma del sistema penal puede dejar libre a Duarte, o a cualquiera, si se violan las normas del bendito debido proceso. Un sistema que, por cierto, ha adoptado también Guatemala, con efectos similares. Si queremos que se haga justicia hay que seguir, paso a paso, el proceso de extradición. No es debilidad, es respeto a las normas y sentido jurídico.

Hay quienes hablan de libertad, de democracia, que enarbolan exigencias demandando más espacios políticos, que acusan a las autoridades de ser represivas, y resulta que al mismo tiempo están aliados con los regímenes más represivos del mundo, los apoyan y defienden.

En la bancada del PT, están los senadores de Morena, encabezados por ese hombre de izquierda de toda la vida que es Manuel Bartlett, donde recalaron Miguel Barbosa y los que abandonaron el PRD. Es el mismo PT que envía delegaciones encabezadas por su presidente, Alberto Anaya, a rendir homenaje a Kim Il-sung, y a sus descendientes en Corea del Norte, el régimen más represivo y dictatorial que conocemos, donde están conculcadas todas las libertades, donde las diferencias terminan con el fusilamiento o con dirigentes arrojados a los perros, para que los devoren. Un régimen que lo mismo manda asesinar al hermano del líder, que distribuye videos con ataques aéreos a Estados Unidos y que tiene a su pueblo en la hambruna mientras gasta todos sus recursos en construir un arsenal nuclear. Eso es lo que fueron a homenajear los dirigentes del PT. Sería un bonito detalle que los senadores y diputados de Morena que ahí se agrupan nos dijeran si esa es también su concepción de la política.

Venezuela. El régimen de Maduro reprimió el miércoles con ferocidad las manifestaciones opositoras, mató a tres jóvenes, utilizó desde armas de fuego hasta gases y Maduro en un acto público reivindicó esa represión como un triunfo del régimen contra los “cerdos” (otro entusiasmado con la zoofilia, que animaliza a sus adversarios) opositores que según él, querían dar un golpe de Estado. El gobierno cubano, que maneja desde la custodia personal de Maduro hasta el sistema de inteligencia y que organiza los grupos paramilitares del régimen, exige que no se involucren otros países en la crisis venezolana: sólo ellos pueden hacerlo. Son dictadores brutales que en México son defendidos por algunos medios, por ideólogos como Ackerman y por legisladores como Dolores Padierna y muchos otros que se dicen de izquierda. ¿Son Corea del Norte y Venezuela el espejo en el que desean que se mire México?