Desde a Janela
Por Felipe de Jesús Fernández Basilio
Campañas electorales agresivas
Ahora que estamos en pleno proceso electoral empiezan a salir al sol los trapitos sucios de los contendientes en las diversas elecciones que tendrán lugar este año y eso es absolutamente normal, debido a que es el momento de mostrar al público las bondades de cada opción electoral y de la misma manera las falencias de los contrincantes o sea es decirle al votante porqué debe preferir mi opción por sobre las demás.
Por lo tanto resulta normal el que en todo sistema democrático haya campañas agresivas en las cuales se ataque al contrario al señalar sus principales yerros en la política, ya que esa es una forma igual de importante que las propuestas electorales propias a la hora de realizar una campaña electoral, y de la misma manera es importante el saber defenderse de los ataques lanzados por los rivales.
Siendo el punto climático de la confrontación el debate que se da cara a cara entre los candidatos a determinado puesto de elección popular, ya que en ese momento se dicen las cosas de frente y si está bien organizado, lo cual no sucede últimamente en nuestro país, en ese momento incluso se puede resolver una elección.
Pero volviendo al tema de los ataques que se hacen los candidatos en campaña, eso es algo normal que se da en los tiempos electorales de cualquier democracia y por lo mismo no nos debe de extrañar el que se produzcan, así como sus consecuentes réplicas y por lo mismo, difiero de quienes sostienen que las campañas electorales únicamente deben de ser propositivas y para nada agresivas, ya que si las mismas solo fueran de propuestas, serían desequilibradas y por qué no decirlo francamente serían muy aburridas y si los procesos electorales van a cargo del erario, lo menos que podemos exigir es que al menos dichas campañas sean de calidad y por lo mismo lo más completas posibles.
Valiendo al caso como analogía la del planteamiento técnico de un equipo de fútbol, el cual no puede salir al campo dedicándose únicamente a lucirse dando toques y pases elegantes y hasta innovadores o cargar todas sus fichas en el ataque o en la defensa, sino que debe de equilibrar todos los aspectos de acuerdo a las circunstancias, es decir: el rival, el campo en el que juega, el objetivo general que tiene dentro del torneo en el que compite e incluso hasta el clima y las condiciones del terreno en el que juega, en resumen: debe de equilibrar tanto el ataque como la defensa y hasta el medio campo de acuerdo a las circunstancias en las que se encuentra, así como de acuerdo a los objetivos que persigue, ya que si no lo hace así, lo más seguro es que le aguarde el fracaso.
De igual manera una campaña política debe de guardar un equilibrio en lo relativo al hacer propuestas electorales y en lo que corresponde a atacar y defenderse de sus rivales y ese equilibrio se debe de ajustar acorde a los objetivos de cada campaña y al momento específico en el que se encuentran, es decir: estrategia y táctica.
Y generalmente el que únicamente quiere proponer es el que va arriba en la mayoría de las encuestas, ya que lo que menos desea es exponerse a los ataques de sus adversarios y de ello sirven de ejemplo las presidenciales del 2012, cuando Peña únicamente se dedicaba a hacer promesas que certificaba con notario público incluido, lo cual sabemos que no es garantía de veracidad, cualquier obra o acción que supuestamente iba a llevar a cabo de acuerdo a su auditorio sin casi voltear a ver a sus rivales, ya que para su “suerte” los tres que tuvo eran inviables tan solo para hacerle competencia.
Sin embargo la confrontación históricamente ha dado buenos resultados, ya que hasta la fecha se recuerda aquel histórico debate entre Kennedy y Nixon, el cual le dio la presidencia de los Estados Unidos al primero y en nuestro país aquel momento del “Hoy, hoy, hoy”, que si bien no fue un debate porque tanto Cárdenas como Labastida se negaron a llevarlo a cabo ese día, sí sirvió para que Fox convenciera al electorado de ser el mejor candidato y así llevarlo a la victoria electoral poco tiempo después.
Siendo una excepción aquel debate presidencial de 1994, en el que el candidato del PAN Diego Fernández de Cevallos resultó el vencedor indiscutible del mismo, mas no logró posteriormente capitalizar su victoria; sin embargo de ello no salimos mal parados, ya que eso fue el origen de una de las presidencias más brillantes que hemos tenido, ya que Zedillo no solo fue capaz de arreglar los desastres que dejó Salinas, sino que fue quien logró una transición inédita a un gobierno de diferente origen y la valía de su mandato ha sido intrínsecamente reconocida en todos los ámbitos, ya que mientras todos los expresidentes mexicanos vivos se mantienen como almas en pena buscando una entrevista mediática que de vez en cuando los vuelve a la vida, Zedillo ha tenido tanto los reconocimientos como los empleos internacionales que solo un verdadero estadista puede alcanzar y por lo mismo ni siquiera busca esa entrevista, ya que al contrario de los demás expresidentes, no la necesita.
Igualmente puedo asegurar que ni el mismo Diego Fernández hubiera tenido una presidencia igual de exitosa.
Y en el caso de las elecciones 2017, ese ataque nos ha servido para enterarnos de muchas cosas, las cuales de otra manera hubiera sido imposible hacerlo, (debido a que la etapa no electoral requiere de establecer una luna de miel con los opositores al gobierno, si es que se quieren sacar adelante los proyectos de gobierno), ya que solo los dictadores como Maduro o Kim Jong-Un pueden gobernar contra todos hasta que la suerte se les acabe o el peso de su tiranía los arroye.
Pues bien, en virtud de esos ataques nos enteramos de que el candidato del PRI al gobierno del Estado de México es mucho más corrupto de lo que nos imaginábamos, de hecho sabemos que fue socio y amigo de Javier Duarte y que incluso fue partícipe y beneficiario de sus pillerías, pero no solo eso sabemos, sino que además sabemos que la elección de ese estado puede estar arreglada, ya que la viabilidad el PRI para el próximo año está ahí en juego y como muestra de ello tenemos el que sus rivales están igual o peor que él, ya que por un lado Delfina la candidata de Morena es alguien que no domina los medios y que vive, al igual que todos los candidatos locales de su partido, a las sombras de su tlacatecutli (señor de señores en mexicano) AMLO, quien además preside todos sus mitines y quien por lo mismo la opaca, además de que es una corrupta de marca, quien al mejor uso priísta extorsionaba a los empleados de su municipio (Texcoco) para favorecer a su partido, lo cual hasta ella misma tuvo que aceptar; y qué decir de la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota, la misma que perdió en 2012 y que acudió a la toma de posesión de Peña (hecho que fue resaltado por este último en los actos protocolarios de la propia toma de posesión) y que al parecer por lo mismo fue premiada, ya que en el ambiente queda la duda de qué fue lo que sucedió con el dinero que le dieron para una supuesta fundación en pro de los migrantes, pero de la cual nunca se supo de su actuación, ya que la causa en sí misma es noble y sin embargo hasta la fecha nada se sabe de tan solo una sola acción de la fundación de la candidata; aunado a que esa candidata tiene una personalidad tan gris y poco atrayente que solo es creíble que sea propuesta como candidata cuando la elección está arreglada para perderla.
Y en nuestro estado, (volveré a explicar para los lectores de los medios que ahora nos hacen el honor de reproducir esta columna, que de acuerdo a la gramática española se escribe estado con minúscula al referirse a entidades federativas y Estado con mayúscula inicial, cuando se refiere al órgano gubernativo de un país o sea de acuerdo a las reglas del español, se trata del estado de Veracruz o del Estado mexicano), nos enteramos del modus operandi de la diputada Cadena de Morena, quien recibió dinero para la campaña de su Tlacatecutli (El Peje), fíjense bien hasta donde llega la intrascendencia de los candidatos locales de Morena, ya que ni en las corruptelas reciben dinero para ellos, sino que todo es para su “Señor de Señores”,(por eso me encanta el término de Tlacatecutli para referirme a él, ya que al igual que el de Negus Neguesti etíope, calza como guante para este caso) y la analogía no para solo ahí, sino que en todas sus actividades de campaña, siempre están a las sombra del “Rayito de Esperanza”, ya que a ellos ni en su barrio los conocen.
Además de que el caso de esta diputada no es inédito en tratándose de López Obrador, ya que inevitablemente el asunto nos remite al de Bejarano, mejor conocido como el “Señor de las Ligas”, quien al igual que la diputada local recibió dinero para su Tlacatecutli y hasta en un dejo de cinismo pidió, al igual que ella, que le proporcionaran el embalaje para poder transportar el dinero recibido, dinero mal habido y que es producto de las corruptelas y que fue a parar en manos del “Mesías Tropical (AMLO)”, quien en su defensa solo señala que se trata, como siempre lo dice, de un complot orquestado por la mafia del poder con la finalidad de vulnerar su inmaculada y casi sagrada candidatura pero que si analizamos fríamente, siempre ha estado rodeada de muchos actos de corrupción, los cuales muchos izquierdistas tratan de justificar diciendo que son involuntarios ya que son consecuencia de la apertura de Morena a todos los sectores descontentos con el gobierno actual, sin embargo dicha afirmación se cae por sí misma ante el peso de la realidad, ya que por un lado se ha demostrado en todos los casos que ese dinero es para sostener a AMLO y por otro lado el mismo López Obrador al defenderse no ataca ni a la diputada local ni a Duarte y solo se limita a decir que si ellos fueron malos, los de la mafia en el poder son peores.
En fin, pobre Peje y peor aún más pobres los que creen en él, ya que el peso de la evidencia de que es tan corrupto o más que cualquiera que se le oponga es aplastante y sólo es superado por los priístas, de eso no hay duda.
Sin embargo esa es la línea de AMLO, obtener dinero para él y solo para él de quienes crean que puede ganar y recaudarlo a través de sus títeres locales.
Para terminar solo diré que lo anterior sirve de ejemplo para entender la importancia que tiene la ofensiva en las campañas electorales así como para desterrar la idea de que las campañas electorales solo deben de ser propositivas y nunca agresivas.