Razones 10/6/17

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Candidatos para un escenario cambiante

Por Jorge Fernández Menéndez

Pasada la elección del domingo pasado para todos los actores políticos ha llegado la hora de comenzar a decir los candidatos para el 2018. Las elecciones han movido, alzado y tirado aspirantes, pero, sobre todo, los ha dejado a todos ellos y a sus partidos sumidos en un mar de grises.

Precandidatos hay muchos, pero en ningún lado han aparecido tantos como en el PRI. Asumiendo que en el tricolor nadie podría lanzarse a esa aventura sin, por lo menos, un guiño del presidente Peña, sobre todo, después de los resultados mexiquenses, todo parece indicar que el mandatario, como se decía en otras épocas priistas, engañará con la verdad. En agosto, la asamblea del PRI dará luz verde en forma oficial al proceso de designación del candidato. Será, según Enrique Ochoa, un proceso abierto, aunque nadie sabe a ciencia cierta qué quiere decir eso en términos prácticos. Se ve difícil una elección abierta con competencia real, pero no es descabellado que se busquen mecanismos de exhibición y legitimación del candidato priista.

Por lo pronto, en un esquema tradicional quien más fortalecido ha salido de la elección del domingo es el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio: sigue arriba en las encuestas priistas y cumplió con su parte en el proceso electoral, incluso uno de sus aspectos que resultaban polémicos, su relación en temas de seguridad con las nuevas autoridades estadunidenses, parece haber tomado un rumbo operacional eficiente. La pregunta es si el presidente Peña, tradicionalista por antonomasia, optará por una salida tradicional.

Si no es así la lista se dispara. Ahí está José Narro, un hombre que aglutina muchos apoyos, internos y externos y que siendo priista de toda la vida tiene un discurso y una forma de hacer política que se aleja del tradicional de ese partido. Hoy pareciera que contrapunto está entre Osorio y Narro. Pero estas semanas, ha aparecido con fuerza el nombre de Enrique de la Madrid. El secretario de Turismo e hijo del expresidente De la Madrid, ha demostrado ser un buen y eficiente funcionario, con un historial limpio, pero la pregunta es si no ha comenzado demasiado tarde a buscar la opción presidencial. Algo similar podría suceder con José Calzada, al que veo mucho más cerca de Narro que de su propia opción.

En una lógica de integrar un frente amplio no habría que descartar a José Antonio Meade, sobre todo ahora que la economía muestra una evolución que nadie, o muy pocos, esperaban apenas en enero pasado. Aunque se sigue insistiendo en que Meade podría ser el reemplazo de Agustín Carstens al frente del Banco de México. Ahí está también Aurelio Nuño, que pese a las altas y bajas de la reforma educativa no ha dejado de estar en medios, con fuerte respaldo de Los Pinos, pero en su caso los rumores lo colocan frente a la Secretaría de Gobernación si Osorio, en preparación para el proceso sucesorio, es enviado a la Sedesol.

Habrá que creerle a Luis Videgaray y asumir que está descartado, sobre todo, si se empalma el proceso sucesorio con la renegociación del TLC. Pero Luis sigue siendo un hombre muy poderoso dentro y fuera del gabinete y tiene cartas para jugar, sea o no el que busque la candidatura. Por el contrario, a pesar de su fuerte autopromoción, no veo posibilidad alguna de que Eruviel Ávila llegue a ser el aspirante priista. Su gobierno ha fallado en las dos grandes demandas de la ciudadanía: corrupción y seguridad, sería, por lo menos, insólito que se lo premiara con el primer lugar de la boleta en el 2018. Los gobernadores no han sido lo más destacable que ha tenido el PRI en los últimos años, sobre todo, en esos dos ámbitos.

Ya ayer analizamos lo que está sucediendo en el PAN, donde el enfrentamiento entre Ricardo Anaya, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle se ha profundizado y donde los tres están en abierta puja por la candidatura. Me queda claro que si el PAN opta por ir solo o con una serie de alianzas muy circunstanciales, la candidata será Margarita, cuya popularidad es muy superior a la de Ricardo o Rafael, pero si el PAN decide ir en un frente sus posibilidades disminuyen y crecen las de sus adversarios, más Moreno Valle. Insisto en que en el PAN deben poner atención en Miguel Ángel Yunes, más allá de que pueda o no ser candidato porque tiene peso y recursos con qué jugar en la sucesión. Lo cierto es que el PAN tiene todo para ganar y todo, también, para autodestruirse en el 2018.

Me parece, también, que los astros se le están alineando a Miguel Ángel Mancera. Haber mantenido un pie dentro del PRD, al mismo tiempo de que profundizaba su perfil independiente y afianzaba alianzas en distintos estados y con distintas fuerzas lo puede convertir en una opción muy interesante en el 2018.

Pero todos estos movimientos son de causa y efecto, generan acciones y reacciones. Todos están influenciados y acotados por sus aliados y adversarios en un escenario donde, obviamente, no todos caben. El único que tiene un papel autodesignado en el reparto es López Obrador, esa es su fortaleza y su debilidad.