Vianey Esquinca - Al pueblo…

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Al pueblo… pan y circo

Vianey Esquinca

La polémica se generó cuando se dio a conocer el calendario de la discusión de las leyes secundarias de la Reforma Energética. Los senadores del PRD Zoé Robledo yRabindranath Salazar pusieron el dedo en la llaga al afirmar que resultaba muy sospechoso que las discusiones coincidieran con la inauguración del Mundial de Futbol y los partidos
que juega la Selección Mexicana.

Las comisiones de Energía y Estudios Legislativos Primera del Senado acordaron que el 11 y 12 de junio —día de la inauguración del Mundial Brasil 2014— se discuta la Ley de la Comisión Federal de Electricidad. 

 

El 17 de junio, cuando México enfrenta a Brasil, estará el estira y afloja con las leyes de Órganos Reguladores en Materia Energética, de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y Protección al Medio Ambiente en el Sector Hidrocarburos. Y el 23 de junio, cuando los jugadores mexicanos estén enfrentándose a Croacia, se espera que inicie el  periodo extraordinario de sesiones.

Por su parte, el gobierno federal y el PRI han señalado que el país no puede detenerse por un Mundial, que la oposición quiere ganar tiempo para retrasar el debate y que a los legisladores no les pagan por ver el Mundial, sino por legislar mostrando así un desconocido —hasta ahora— celo de su labor.

Sin lugar a dudas las leyes secundarias en materia energética son relevantes, pero debe reconocerse que son sumamente técnicas y, por lo mismo, de escaso interés. El conocimiento general se ha centrado en temas de privatización de los recursos del país, en sí bajará o no la electricidad o el gas o si realmente habrá empleos o inversión. Lo demás es para la gran mayoría física cuántica.

Por ello, efectivamente con y sin Mundial, la gente no iba a dejar de hacer sus cosas para pegarse a la televisión, sintonizar el canal del Congreso y escuchar atentos toda la discusión sobre el debate de las leyes secundarias. Tampoco iban a aceptar que les quitaran sus novelas o sus programas favoritos en horario estelar, como lo propuso el cineastaAlfonso Cuarón, para escuchar los divertidos debates en torno a esta materia, con los siempre amenos y simpáticos legisladores.

En este mismo sentido, tienen razón los que dicen que la ciudadanía es madura y sabia para determinar si quiere ver el canal del Congreso o el partido de futbol, y que no deben tratar a los mexicanos como niños a los que hay que llevar de la mano. Sin embargo, ¿qué necesidad había de calendarizar las fechas de discusión con los juegos de la Selección Mexicana?  ¿Por qué  obstinarse en ponerle un toquesospechosista a la discusión que de por sí será polémica? ¿Por qué darle la razón a los que dicen que eso suena al viejo truco de dar las malas noticias a las cinco de la tarde de un viernes de puente para que el fin de semana diluya el impacto?

De por sí ya están cantadas las teorías del complot como para haberles dado gasolina. Si la selección llega a cuartos de final como lo prometió Miguel Herrera se dirá que el gobierno federal en colisión con la FIFA y con las 32 selecciones mundialistas, hicieron un pacto de sangre a cambio de que le fueran entregado el petróleo mexicano —que será repartido en partes iguales entre todos los países— a cambio de dejarse ganar.

Si pierde, también los complotistas señalarán que se trata del viejo truco de la distracción, y que los jugadores mexicanos se dejaron ganar para que la ira de la gente se centre en los seleccionados y su entrenador, y no en los legisladores del PAN y el PRI que le están entregando al diablo los tesoros del país. Que mientras el país entero se une al linchamiento mediático y social del Piojo y de la selección, por detrás se estará saqueando al país.

Por eso, meter con calzador entre partido y partido la discusión de las leyes reglamentarias resulta rudeza innecesaria o, para estar más ad hoc con el momento, juego sucio. Además le dan de qué hablar a los que opinan que se vuelve a recurrir a la tradición romana de darle pan y circo a la gente.