Yuriria Sierra - Brasil 2014

el

Y no sólo en México. Cuando hace unos días escribimos sobre cómo el futbol y su metáfora se encuentran en la vida política del país y viceversa. Brasil también nos mostró que el futbol le está representando lo mismo. En días pasados, el expresidente brasileño Lula da Silva expresó que México se encontraba en peores condiciones que Brasil. A pesar del infortunio de la frase, se entendió ésta como parte de la coyuntura que llevará a las selecciones de futbol de ambos países a enfrentarse en un partido el próximo 20 de junio. Y se entendió también como parte de esa estrategia que dice que cualquier acto de política exterior —como esta declaración— tiene efectos en la interior. La política exterior como parte importante para la política doméstica.

 

Ayer, el inicio del Mundial más caro de la historia arrancó con una ceremonia que bien puede escribirse como la más deslucida, y esto también por la expectativa que se ha generado en el gasto que se hizo para este certamen. Vaya manera de representar las condiciones de un país anfitrión de una fiesta deportiva que en otros años no había generado este desazón. Incluso la presidenta del país, Dilma Rousseff en un principio anunció que no asistiría a la ceremonia. Tal vez como un acto de prudencia ante todo lo que sigue ocurriendo en las calles de su país. Pero finalmente sí lo hizo, y aunque el resultado no fue la catástrofe que se suscitó en la inauguración de la Copa Confederaciones del año pasado, sí recibió una rechifla como acto de solidaridad a las manifestaciones en las calles.

Sao Paulo, la ciudad en la que se realizó la ceremonia inaugural, sigue en medio de enfrentamientos entre policías y manifestantes, quienes ahora piden la recontratación de los 42 integrantes de las marchas que fueron despedidos durante la huelga de al menos siete de las ciudades que son sedes mundialistas. Incluso hubo enfrentamientos en los que policías utilizaron gases lacrimógenos para hacer frente a los manifestantes.

Durante estos días mucho se ha dicho sobre las condiciones en las que Brasil vivirá el Mundial. La presión social que aparece en las calles, que le exige cuentas y resolución a los problemas que han salido a evidenciar, generará otra presión a esta política. Y es que en vísperas de los comicios en los que Rousseff espera lograr la reelección, el tacto con el que debe manejarse la Presidenta de Brasil quedó más que expuesto durante la ceremonia inaugural.

Además de ser el Mundial más caro de la historia, es también ya una pesadilla para uno de los países más pamboleros del mundo. El mismo que ha sido campeón del mundo en cinco ocasiones y que hoy no puede ser la sede como lo ha sido antes. Es un Mundial lleno de metáforas y simbolismos. No sólo es el Mundial y su polémica como equivalente a las condiciones del país: es el Mundial verdeamarela en el sentido literal: todo sigue en marcha, pero la polémica y los escándalos también. A ver cómo termina este mes futbolero que empezó ayer.